Este miércoles santo, las voces blancas de la Escolanía del Valle de los Caídos, llenaron el Teatro Municipal de Tomelloso con los sonidos únicos e impresionantes salidos de las gargantas de los escolanos.
El concierto fue a beneficio de Cáritas Interparroquial de Tomelloso y se celebró gracias al empeño de las madres de dos alumnos de nuestra ciudad, Ramiro Valero y José Rubén Martínez.
En los prolegómenos del recital nos metimos entre bastidores, todo lleno de chicos que se comportaban como tales. Uno de los escolares de Tomelloso nos conoce y nos lleva a uno de los directores musicales, que está en un camerino:
—Padre, los de enTomelloso.com
Cincuenta niños
El padre Laurentino Sáenz de Buruaga, explicó que la Escolanía nació en 1958 para servicio de la basílica del Valle de los Caidos. Tienen un repertorio fundamentalmente religioso, aunque también interpretan piezas folclóricas, teniendo su mayor actividad en Navidad y Semana Santa. El benedictino nos señaló que el coro lo forman casi 50 niños de 9 a 14 años. Los chiquillos son seleccionados en las escuelas, en una suerte de caza de talentos; los elegidos que quieran formar parte de la Escolanía están internos durante esos cinco años. El padre precisó que hay cinco niños por curso. Aseguraba que de Tomelloso siempre ha habido escolanos, algunos muy buenos.
La primera parte, nos adelantaba el director, es canto gregoriano, dado que en la escuela lo interpretan a diario. La segunda parte, polifonía religiosa con piezas de Semana Santa, Cuaresma y Pascua. El padre Sáenz de Buruaga, nos contaba, lleva 55 años con la Escolanía, siendo el director de canto llano.
El director de Cáritas, el sacerdote Antonio López, tuvo un doble agradecimiento para el coro y esta iniciativa. El primero, dado que la Escolanía pertenece a la iglesia y la iglesia es Cáritas, aseguraba que reciben a esta agrupación con los brazos abiertos. Acogiéndolos con una identidad “profundamente nuestra” ya que el canto gregoriano y el canto polifónico religioso, “reafirman nuestra identidad”, señalaba.
La segunda acción de gracias, en el sentido de que el beneficio de este concierto será para las familias más empobrecidas de Tomelloso, aseveró el sacerdote.
El canto de los escolanos como actividad cotidiana fue una constante en las iglesias españolas durante siglos. Las obras de este concierto reflejaron el doble ámbito en el que participaban: el canto llano y la polifonía. En ambas obras la sonoridad cristalina de las voces blancas le da a la música un toque único.
Gregoriano
La primera parte, dirigida por el padre Laurentino, comenzaba con el himno Salve, festa dies. El repertorio gregoriano continuaba con tres antífonas del Domingo de Ramos: Hosanna filio David, Pueri Hebreorum e Igrediente Domino. El gradual Chrsitus factus est, una de las piezas más conocidas del repertorio gregoriano, basado en la paulina segunda carta a los Filipenses, fue, a nuestro juicio, el culmen de la primera parte. Esta continuaba con el Introito de la Misa en Coena Domini (Jueves Santo), Nos autem gloriari; siguiendo con los oficios de Semana Santa, la escolanía interpretaba el responsorio de los Maitines de Viernes Santo, Tenebrae factae sunt. La parte de canto llano acababa con Factus est Dominus protector, introito del octavo domingo del Tiempo Ordinario.
Polifonía
Iñaki Muñoz Albert dirigió la segunda parte, dedicada a la polifonía religiosa, acompañado —cuando fue menester— por Juan Manuel Martín-Delgado al piano. Comenzaba con O sacrum Convivium de Ludovico Vidana, para continuar con tres piezas de Tomás Luis de Victoria, el abulense que fue el mejor compositor del Renacimiento: Judas mercator pessimus, Tenebrae factae sunt y Popule meus. Después cantaron In monte oliveti, de José Ignacio Prieto, el renovador de la música religiosa, continuando con tres piezas del Padre Luis Iraurrízaga: Accedo responsurus, Noli tardare y En ovis tua. Los tres famosos motetes de Félix Mendelssonh, Laudate pueri, Surrexit pastor bonus y Veni Domine, subieron la emoción del respetable, aún más. Pero el recital no había acabado, continuaron con Haec dies de Mons. Cagliero, el Ave verum de Sanit-Saëns, el Ave María de Julio Domínguez y, la última pieza del programa, Madre Divina del Beato José María Peris Polo.
Una gran ovación premió a la Escolanía que tuvieron la gentileza de cantar el Himno a la Virgen de las Viñas de Leandro Migallón.
Grabamos dos vídeos que adjuntamos.