Irene Onsurbe, una estudiante de Tomelloso del grado de Ingeniería Multimedia en la Universidad de Alicante, ha desarrollado una experiencia inmersiva con la que ayudar a las personas a “gestionar, controlar, utilizar y regular sus propias emociones y las de los demás”, según explica la estudiante. La aplicación se ha desarrollado como un trabajo de fin de grado y tiene como objetivo ayudar a los adolescentes a identificar lo que sienten y darle un nombre.
La tomellosera siempre ha tenido claro que quería “hacer alguna aplicación que ayudase a las personas”. Señala que la adolescencia es “una etapa en la que se sienten muchas cosas, no sabes qué te sucede y, además, estás construyendo tu personalidad”.
“No quería hacer una aplicación solamente de preguntas y respuestas”, afirma la autora. Irene Onsurbe señala la aportación del programa INTEMO+, una guía de libros psicológicos para mejorar la inteligencia emocional de los adolescentes: “Entonces fue cuando usé el programa INTEMO+ para crear el primer nivel. Cogía las actividades del programa y las intentaba implementar en la realidad virtual”.
Los niveles del juego son dos, con una introducción a modo de tutorial. El primero de ellos se desarrolla en el entorno de un bosque. La estudiante de Tomelloso destaca la intención de “no crear espacios muy cargados y crear algo natural”. El bosque combina cinco actividades para mejorar las habilidades interpersonales, entre las que destaca un lienzo en el que hay que dibujar lo que se piense de la emoción que ha tocado.
El segundo nivel se desarrolla en una escuela. “En la primera situación tienes que ayudar a una niña que está llorando, escogiendo entre tres respuestas: pasiva, asertiva o agresiva”, explica Onsurbe.
La importancia del entorno
La experiencia inmersiva desarrollada por la estudiante tomellosera combina un ambiente tranquilo y “un espacio cómodo para el usuario”, puntualiza. Irene Onsurbe destaca la importancia de elementos como la banda sonora y el ambiente dentro de contenidos para videojuegos con el objetivo de crear narrativas que calen en las personas. “Cada vez hay más juegos que se hacen con el propósito de aprender diferentes cosas a la vez que juegas”, afirma la creadora de la experiencia.
La estudiante subraya el papel del arte y la música en su trabajo: “Hay un factor muy importante en la inteligencia emocional, que es la percepción de las emociones por medio de la música y los colores. Por eso quise focalizar en esos dos conceptos”.
Desde un primer momento, la estudiante tomellosera tenía claro “el potencial de la psique humana” para influir en el estado de ánimo de las personas. “La inteligencia emocional puede ayudar a salvar vidas. Si tú gestionas la tristeza o la ansiedad, mejoras enormemente tu vida”, apunta Onsurbe.
El desarrollo de la inteligencia emocional ayuda, según la estudiante, a que “las emociones que se puedan sentir en el día a día no te arrastren anímicamente” y a tener “más autocontrol”. “Por ejemplo, si alguien te habla mal un día, puedes pensar que quizá esté en un mal momento, y no te cabreas, no sale la ira que llevas dentro”, explica la tomellosera.
“Ahora, la inteligencia emocional se utiliza muchísimo con los CEO de grandes empresas”, subraya la estudiante. Irene Onsurbe defiende la ventaja de “conocer y saber gestionar” tus propias emociones y “la de tu equipo de trabajo”.
Aunque se trata de una ‘demo’, el proyecto tiene gran potencial de expansión e implementación en adolescentes, un hecho que a su creadora le haría gran ilusión de cara al futuro.
