A las cuatro de la tarde en el stand del Campo de Montiel, se anunció el regreso de la Liga Regional de Catadores de Vino de Castilla-La Mancha (LIGA CATA WINE CLM) y se presentó el I Concurso de Catadores de Vino Campo del Quijote, integrado en dicha liga y organizado por SURIDAN, en colaboración con CATA CLM, que se celebrará en Villanueva de los Infantes el 7 de septiembre. En esa presentación, el presidente de SURIDAN, Andrés Chaparro Villar, destacó la importancia de llevar la cultura del vino al Campo de Montiel a través de este nuevo concurso de catadores de vino, agradeciendo a todas las entidades implicadas en la organización del mismo su implicación en esta iniciativa.
Por su parte, María Victoria Jiménez Quevedo, presidenta de la Asociación Regional de Catadores de Castilla-La Mancha, remarcó la importancia de fomentar la creación de concursos de catadores de vino en todas las provincias de Castilla-La Mancha para acercar la cultura del vino a la población.
Todo ello, a través de estos «juegos» de percepción sensorial que hacen disfrutar a sus participantes y que están al alcance de todos, ya que no hay que ser expertos para participar en un concurso de catadores de vinos. Además, incidió en la idea de que los concursos de catadores de vino integrados en la LIGA CATA WINE CLM son una buena herramienta promocional para todas las poblaciones y entidades participantes, creando conexiones entre las distintas poblaciones al fomentar la movilidad de los participantes de una población a otra.
A las 6 de la tarde, con lleno total, en el aula 5 de FENAVIN, la Asociación Regional de Catadores de Castilla-La Mancha, acompañada de la Asociación de Amigos de las Cuevas de Tomelloso, puso en valor el tremendo patrimonio cultural que posee el municipio, con sus más de 200 antiguas cuevas enológicas visitables.
El presidente de la asociación, acompañado del secretario de la misma, Alfonso López, y del tesorero Manuel Casero, destacó el papel que esta asociación está teniendo en la conservación de las cuevas, y resaltó el duro trabajo que conllevó su construcción.
Para los hombres «los picaores», que picaban la roca caliza «tosca», y para las primeras mujeres en llevar pantalones, las «terreras», que ayudaban a los hombres sacando la tierra para poder formar esa cavidad con una amplitud suficiente para poder introducir las tinajas de barro. Esto se hacía a través de las «lumbreras», que eran los respiraderos situados en el techo de la cueva por los que se introducían las tinajas de barro, procedentes de Villarrobledo. También se habló de José María Díaz, el último tinajero de Tomelloso y de su libro «LAS CUEVAS».
En la segunda parte de esta actividad, José Fernando García Muñoz, vicepresidente y secretario de la Asociación Regional de Catadores de Castilla-La Mancha, llevó al público a un paseo por las antiguas formas de elaboración de vinos en tinaja de barro y hormigón hasta llegar a la actualidad, con los distintos tipos de tinajas existentes en nuestros días. Destacó lo que la crianza en tinaja aporta al vino, dotándolo de cualidades organolépticas peculiares y muy interesantes, ya que en nuestros días la fermentación se inicia en depósitos de acero para controlar la temperatura. Se resaltó la importancia de la crianza en tinaja con los nuevos gustos del consumidor, que huye cada vez más de los matices que aporta la madera.
Esta actividad concluyó con una cata comentada de 3 vinos con crianza en tinaja de barro (un blanco airén de Bodegas Antonio Serrano, un merlot 2024 de bodegas César Velasco y un Graciano de 2018 de bodegas VERUM), que hizo las delicias del público asistente.





