Hay personajes que transcienden a ciertos méritos socialmente prioritarios, como el Arte, la Literatura, las Ciencias, la Política, o cualquier contribución importante a la humanidad. Son personajes conocidos por todo el mundo, que tienen ese don de ser queridos y respetados por todos, por su carácter afable, simpatía, y una personalidad que los distingue por encima de los demás, esos son los personajes populares, y los otros que he nombrado serían los personajes ilustres. En el caso de “Pona” se unen ambas definiciones en una persona que ha unido esa popilaridad cercana al pueblo con una importante contribución para todos.
José Luis Albiñana Masó nació hace 97 años en Tomelloso, y a él se ha dedicado en cuerpo y alma. “Pona” tuvo una niñez perturbada por una trágica guerra civil, y una adolescencia marcada por la posguerra en la que nuestro protagonista fue definiendo sus aficiones y sueños. Nuestro protagonista se adaptó a los tiempos, aprovechó cada ocasión que le brindó la vida, y vivió cada momento de forma plena. Trabajó en una gestoría, en el Servicio Nacional del Trigo, y después, durante muchos años en una farmacia, pero al mismo tiempo hizo teatro, se dedicó al deporte y a la enseñanza del mismo como instructor de gimnasia, jugó a baloncesto, fue concejal, y sobre todo fue periodista. Durante varias décadas fue el corresponsal del diario Lanza en Tomelloso, aunque también trabajó para varios medios, e hizo radio.
Fue en su etapa como instructor escolar de gimnasia en la que, este pequeño gran hombre, tuvo que sacar ese héroe que teóricamente todos llevamos dentro, para salvar la vida de un pre-adolescente, el cual en un ejercicio gimnástico fallido y accidental perdió accidentalmente la capacidad de respirar, y ante la agonía del chaval, José Luís reaccionó con celeridad colocando una colchoneta bajo la espalda del accidentado, luego le echó la cabeza hacia atrás abriéndole la boca para que la posición del cuello fuera optima para la reentrada de oxigeno, después comenzó a moverle los brazos, al mismo tiempo que le masajeaba el tórax y el abdomen, hasta que ese cuerpo comenzó a recuperar la vida con la lenta recepción de oxígeno. Fueron unos minutos dramáticos que se saldaron con un final feliz.
Hoy, 55 años después, ese niño salvado por José Luís Albiñana celebra que su Angel de la Guarda siga entre nosotros y cumpla 97 años con una mente privilegiada y el mismo espíritu que le guió toda su vida.
¡ Feliz Cumpleaños “Pona” !




