El túnel de Fehmarnbelt, que conectará Dinamarca y Alemania a través de 18 kilómetros bajo el mar Báltico, será una de las infraestructuras más ambiciosas de Europa. Con un presupuesto de 7.400 millones de euros, reducirá el tiempo de viaje entre ambos países a solo 10 minutos en coche y 7 en tren, y su finalización está prevista para 2030.
Una parte esencial del proyecto ha sido desarrollada por la empresa tomellosera Industrias Metálicas ANRO, responsable de la fabricación y montaje de una compuerta de 112 metros de largo, 14 de ancho, 12 de alto y 750 toneladas de peso. Esta estructura permite el llenado y vaciado de una balsa utilizada para trasladar las secciones del túnel hasta el fondo marino, con un sistema de ajuste que puede variar hasta medio metro para garantizar un sellado perfecto.
La compuerta de ANRO es clave en el proceso de instalación de los módulos prefabricados del túnel, que se colocan en una zanja excavada en el lecho marino. A diferencia del Eurotúnel, no se trata de una excavación en roca, sino del ensamblaje de piezas de hormigón sumergidas y enterradas bajo el mar.
El componente fabricado en Tomelloso ha requerido precisión y tecnología avanzada, y supone un ejemplo del alto nivel técnico de la ingeniería española en proyectos internacionales.
Además de mejorar la conexión comercial entre Alemania y Dinamarca, el túnel tendrá un impacto directo en el turismo y el desarrollo económico de varias regiones del norte de Europa, impulsando la actividad más allá de las grandes capitales.




