La Romería de Tomelloso no solo es una manifestación de fervor religioso en honor a la Virgen de las Viñas, sino también un homenaje vivo a las tradiciones agrícolas y rurales de la comarca. Entre sus símbolos más característicos destacan las reatas de mulas enjaezadas y los carros, que cada año recorren con orgullo el camino hasta el Santuario de Pinilla, generando admiración entre vecinos y visitantes.
Las mulas, ataviadas con arreos de diario o guarniciones de seda, representan la fortaleza y la historia de la vida rural tomellosera. Durante la romería, se exhiben en todo su esplendor, formando reatas que arrastran carros cuidadosamente engalanados para la ocasión. El carro de Tomelloso, auténtico emblema de la cultura local, se transforma ese día: se bajan los tableros al máximo y se cargan los picos con costales de trigo o cebada, siguiendo una tradición centenaria. Muchos de ellos llevan además una imagen de la Virgen en su parte trasera, como muestra de devoción y respeto.
Este espectáculo de color, esfuerzo y tradición es uno de los principales atractivos turísticos de la romería, y una de las razones que en 2014 llevó a declarar la fiesta como de Interés Turístico Regional. Más allá del aspecto religioso, las reatas y los carros configuran un patrimonio cultural único que conecta a Tomelloso con sus raíces agrícolas, atrayendo cada año a miles de personas de toda Castilla-La Mancha y de otras partes de España.
La romería es así un testimonio vivo de cómo la fe, la historia y la cultura popular se entrelazan en Tomelloso, en una celebración que cada primavera transforma Pinilla y las calles de Tomelloso en un verdadero museo al aire libre, con las mulas y los carros como protagonistas de una herencia que sigue latiendo con fuerza.
