Este sábado 20 de diciembre, a las 20:30 h, se alzará el telón en el Teatro Marcelo Grande para dar comienzo a la XXIII Gala Nacional de Villancicos, organizada por el Coro Rociero Jesús del Perdón y patrocinada por el Ayuntamiento de Tomelloso.
Hoy entrevistamos a Loli Torres Bonillo, directora del Coro Rociero Jesús del Perdón desde hace diecinueve años, para que nos cuente los detalles de este evento tan especial y emotivo, que ha ido creciendo con el paso de los años tanto en calidad musical como en puesta en escena.
— Buenos días, Loli. Empecemos por lo más básico: ¿quiénes forman el Coro Jesús del Perdón y cómo definirías el espíritu del grupo?
Somos catorce mujeres y seis hombres, dos guitarristas y un cajón. Podría decirte que, además de ser un grupo humano entregado a nuestro arte, tenemos un espíritu un poco distinto al de otros coros rocieros, porque nosotros hacemos el repertorio normal de coro, pero también flamenco. Tenemos un estilo muy propio.
— ¿Cómo se combinan el flamenco y los villancicos?
Con la emoción, con el sentimiento que acompaña a la Navidad. Así pasamos de estar cantando alto y fuerte unas bulerías a la dulzura de un villancico. Este año traemos dos villancicos nuevos y otros cuatro que vamos recuperando de galas anteriores.
— Ahora que nombras las emociones, como fan y seguidora del coro y de esta gala en particular, me ha tocado ver a gente del público conmoverse hasta las lágrimas con vuestra música. ¿Te resulta familiar?
Sí, entre el público y nosotros mismos ha pasado más de una vez que la emoción nos invade. Hay un villancico de nuestro amigo Fernando que habla sobre las personas que ya no están entre nosotros. Lo compuso dedicado a su madre y nos encanta. La verdad es que más de una persona ha llorado en el público y más de uno de nosotros también ha llorado mientras lo cantábamos.
— ¿Y qué nos puedes adelantar de la gala del sábado?
Esta gala contará con la actuación de tres grupos: el Coro Rociero Santo Cristo de Valdepeñas, el Coro Rociero Aires del Rocío de Alcázar de San Juan y nosotros, con la colaboración de Alberto Baquero al teclado. Además, haremos entrega de una distinción de honor a nuestro compañero Adrián Lomas, al que le hemos preparado una sorpresa que le hará mucha ilusión.
— Cuéntanos un poco más sobre Adrián Lomas.
El reconocimiento es por su trayectoria como cantante —cantaor, en este caso— y como guitarrista. En estos momentos está regresando de Japón, donde ha estado haciendo cante para bailaoras. Para nosotros es como uno más de la familia. Empezó a cantar en el coro siendo muy jovencillo y luego se fue decantando más por la guitarra, acompañándonos durante varias temporadas hasta que se marchó a estudiar. Cuando regresa al pueblo vuelve a estar con nosotros, como va a ocurrir en esta ocasión. Es un chico joven, muy consciente de lo que es la vida y del sacrificio que implica su carrera, y un ejemplo a seguir. He creído conveniente que no hace falta tener ochenta años para reconocer los méritos de una persona.
Adrián Lomas es para nosotros como uno más de la familia. Empezó a cantar en el coro siendo muy jovencillo y luego se inclinó hacia la guitarra, donde nos acompañó durante varias temporadas hasta que se fue a estudiar. Cuando regresa al pueblo vuelve a estar con nosotros, como ocurrirá en esta ocasión. Es un chico joven, muy consciente de lo que es la vida, del sacrificio que implica su carrera y un gran artista. El reconocimiento es por su trayectoria como cantante —cantaor, en este caso— y guitarrista. En estos momentos está regresando de Japón, donde ha estado haciendo cante para bailaoras.
— Con tantos años sobre los escenarios, supongo que tendréis muchas anécdotas. ¿Podrías contarnos alguna?
Nos han pasado cosas agradables y otras no tanto, porque coordinar a tanta gente no es fácil. Pero la anécdota más importante para los componentes del coro y para toda la gente que nos sigue fue en un concurso en Montoro, donde se inscribieron ochenta coros de Sevilla, Córdoba, Jaén, Málaga, etc. Solo hubo ocho grupos seleccionados y nosotros fuimos uno de ellos. El premio era mínimo; la ilusión era concursar con algunos de los mejores coros de España. Antes de las votaciones empezamos a escuchar cómo tanto los cordobeses como los sevillanos decían que éramos los ganadores, porque no solo hacemos temas rocieros, sino también tangos, bulerías y alegrías. No somos la típica sevillana ni la típica rumba.
— Y hablando de estética, sois un grupo con muchísima presencia y elegancia; os imponéis ante el público nada más ocupar el escenario. ¿Quién elige el vestuario?
Muchas gracias por el cumplido. El vestuario lo elijo yo. Pido opinión a mis compañeras, pero finalmente soy yo quien elige los trajes y decide los detalles.
— ¿Cuál es el legado del coro para su pueblo, Tomelloso?
El legado que queremos dejar cuando nos retiremos es, sobre todo, que la gente haya disfrutado con nosotros y haber llevado el nombre de nuestro pueblo, Tomelloso, por todo el país. Hemos estado en Cáceres, Madrid, Jaén, Córdoba, Sevilla… Ese es el mejor legado que podemos dejar con nuestro arte: llevar por bandera a Tomelloso por toda España.
— Para terminar, ¿nos dejas un deseo de Navidad?
El deseo de Navidad es que lo pasemos lo mejor posible con nuestros familiares, que haya salud y paz, porque teniendo salud y paz lo demás llega solo.
La cita será el próximo sábado 20 de diciembre, a las 20:30 h, en el Teatro Municipal Marcelo Grande. Las entradas están a la venta en la Posada de los Portales.
