viernes, 5 diciembre, 2025

La evolución de los deportes mixtos y el camino hacia la igualdad

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Demasiado tiempo se ha estado sometido a una práctica deportiva que se entendía como un territorio separado por géneros. Según el antiguo mundo de los deportes, las ligas femeninas debían presentarse por separado de las ligas masculinas. Afortunadamente, el nuevo siglo abre estos límites, transformando esta visión algo trasnochada.

El deporte se entiende como una proyección, una expresión social de la forma en cómo se convive y nos relacionamos en comunidad. Por otro lado, también refleja nuestras aspiraciones colectivas, y en ese sentido, la igualdad se ha situado como un principio necesario y urgente en la actualidad.

Hoy, cada vez más clubes, institutos y organizaciones sociales y culturales apuestan firmemente por modalidades mixtas donde niñas y niños comparten la cancha tanto a la hora de competir, como en los entrenamientos y en el aprendizaje fundamental que significa la ayuda y la colaboración.

En este cambio influye también la imagen del deporte en los medios. La atención suele centrarse en grandes competiciones, patrocinios y espectáculo, donde incluso pueden aparecer marcas o entidades, como una casa de apuestas España dentro del panorama mediático. Pero, lejos del foco televisivo y de las grandes audiencias, el impulso más transformador se encuentra en la práctica cotidiana, en los pabellones municipales, en los patios de colegio y en los proyectos comunitarios que buscan que el deporte sea un espacio realmente inclusivo.

Deportes mixtos en la práctica diaria

Aunque es un cambio generalizado, se nota con más empuje en el fútbol sala mixto, donde ya es habitual, en muchas localidades, que equipos infantiles y juveniles compitan con plantillas de jugadores de ambos sexos como estructura habitual. Como consecuencia, se plantea una convivencia que permite un juego construido desde la inteligencia táctica más que desde la fuerza física; desde la cooperación más que desde la imposición. Lo importante es el pase, la visión, el trabajo en equipo, por lo que las diferencias individuales se diluyen en estrategias compartidas.

Lo mismo ocurre en el voleibol, un deporte que siempre ha valorado la coordinación y la técnica. Aquí, la mezcla de géneros funciona a la perfección, convirtiéndose en una ventaja en cuanto a espectáculo y calidad. Los equipos aprenden a ajustar posiciones, roles, ritmos y, como consecuencia, el juego se vuelve más fluido.

También los deportes de playa se han convertido en escenarios naturales para el deporte mixto. En el vóley playa o el tenis playa es frecuente encontrar torneos con parejas de distinto sexo, sobre todo en verano. La naturalidad con la que se vive esta dinámica es pasmosa, ya que lo que importa es jugar y disfrutar.

El papel educativo y comunitario

En muchos lugares, especialmente en escuelas rurales, los deportes mixtos se han adoptado por pura lógica, al haber pocos alumnos, la mezcla es natural, se juega todos con todos. Son esos entornos los que terminan demostrando que el deporte mixto es posible y profundamente enriquecedor.

Por último, los torneos escolares mixtos también se están programando y están dejando una profunda huella entre sus participantes y espectadores. Para los niños y niñas, competir juntos es lo normal cuando se vive desde pequeños. Y esa normalidad, trasladada a la vida adulta, puede transformar cómo entendemos el deporte, la igualdad y la convivencia.

QUIXOTEUS

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