jueves, 4 diciembre, 2025

El Obrero (de Tomelloso), un hombre adelantado a su tiempo

Santiago Arroyo reivindica la figura de Francisco Martínez Ramírez como pionero del desarrollo energético, el ferrocarril cooperativo y el pensamiento reformista en Castilla-La Mancha

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La figura de Francisco Martínez Ramírez, más conocido como El Obrero de Tomelloso, fue el eje central de la conferencia impartida por el filósofo y profesor universitario Santiago Arroyo Serrano, celebrada el miércoles 12 de noviembre en la Biblioteca Municipal de Tomelloso. A lo largo de más de dos horas, Arroyo desgranó el pensamiento, las acciones y los proyectos que definieron la vida de este personaje polifacético que, en pleno cambio de siglo, planteó un modelo de desarrollo económico, social y energético basado en la innovación, la cooperación y la justicia social.

El salón de actos se llenó para asistir a una exposición rigurosa, documentada y llena de matices, que abordó tanto las grandes propuestas técnicas de El Obrero como su contexto biográfico, político e ideológico. Arroyo, que lleva más de dos décadas investigando la figura de Martínez Ramírez, aportó documentos inéditos, publicaciones originales, correspondencia privada y planos técnicos que demuestran hasta qué punto su pensamiento fue adelantado a su tiempo.

Desde sus iniciativas periodísticas hasta sus proyectos de electrificación rural y movilidad sostenible, Francisco Martínez Ramírez desarrolló un ideario reformista que lo convirtió en una figura singular dentro del panorama manchego. Un hombre que, sin ocupar cargos públicos, influyó profundamente en la vida de su comunidad a través de la acción social, el emprendimiento cooperativo y la denuncia constante de las injusticias. Sin buscar protagonismo político, articuló propuestas que hoy se inscriben plenamente en el debate sobre sostenibilidad, transición energética y vertebración del territorio.

Un tranvía eléctrico entre Tomelloso y Argamasilla

Uno de los aspectos que más atención generó durante la conferencia fue la explicación del ambicioso proyecto de electrificación a partir del salto de agua de las Lagunas de Ruidera. En un contexto en el que gran parte del medio rural carecía de acceso a la electricidad, Martínez Ramírez planteó la construcción de una pequeña central hidroeléctrica que sirviera para alimentar un tranvía eléctrico entre Tomelloso y Argamasilla de Alba. La propuesta, fechada en 1902, incluía un trazado de línea férrea, presupuesto detallado, estudios de viabilidad y un modelo de financiación basado en suscripciones populares. Arroyo mostró documentos originales que acreditan el registro del proyecto, la constitución de la empresa Ferrocarriles Cooperativos de España y la implicación directa de ciudadanos en la compra de acciones.

Lejos de tratarse de una ocurrencia, se trataba de una propuesta técnica seria y bien estructurada, que anticipaba conceptos como la movilidad sostenible, el transporte eléctrico y la economía participativa. La idea no prosperó, pero evidencia una mentalidad innovadora y una voluntad clara de modernizar la comarca con medios propios. Martínez Ramírez apostaba por una transformación estructural que no dependiera de los poderes públicos, sino de la capacidad de organización del propio pueblo. Esa confianza en el trabajo colectivo está presente en muchos de sus proyectos, desde el plano educativo hasta el económico.

  • Vinícola de Tomelloso

Residuos del vino como fuente de energía

Otro de los ejes clave abordados en la conferencia fue el aprovechamiento energético de los residuos vinícolas. En plena época de expansión de la industria del alcohol, con miles de toneladas de subproductos generados anualmente, El Obrero defendía que esos residuos no eran un problema, sino una oportunidad. Elaboró un proyecto técnico para convertir los residuos de la destilación en combustible, a través de procesos industriales que hoy se asocian a la producción de biometano o bioetanol. En colaboración con empresas alemanas y en contacto con CAMPSA, llegó a plantear una planta específica en la finca Mirasol para llevar a cabo esta iniciativa. Santiago Arroyo explicó con detalle los fundamentos de ese modelo energético alternativo, que buscaba no solo reducir residuos, sino generar una nueva fuente de energía local. La propuesta fue presentada durante la Segunda República, cuando el contexto legal y político era más favorable a este tipo de iniciativas, pero no llegó a concretarse.

Periodismo, formación y reforma social

Más allá de sus proyectos técnicos, Francisco Martínez Ramírez fue un pensador reformista convencido. Fundador del periódico El Obrero de Tomelloso, utilizó la prensa como herramienta de transformación social. Desde sus editoriales y artículos promovía la alfabetización, la propiedad agrícola frente al jornalismo, la educación técnica para obreros y agricultores, y una idea de desarrollo regional que pasaba por fortalecer las capacidades internas del territorio. Su periódico, con una tirada de hasta 3.000 ejemplares, circulaba por buena parte de España y contaba con anunciantes de otras provincias, lo que demuestra su capacidad de influencia más allá del ámbito local. La prensa era, para él, una palanca para el cambio, un medio de formación cívica y de presión hacia las élites políticas y económicas.

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En sus textos aparecen con claridad conceptos como el cooperativismo, la democratización del conocimiento, el acceso a los recursos energéticos y la justicia social. Fue, como subrayó Arroyo, un pensador autónomo, crítico con los poderes establecidos pero sin caer en la demagogia ni en el enfrentamiento partidista. En lugar de situarse en una trinchera política, optó por construir espacios de diálogo, como el Círculo Instructivo del Obrero, una entidad destinada a formar técnica y culturalmente a la clase trabajadora. Su lema era claro: “Necesitamos más propietarios y menos jornaleros”. Creía que la mejora social solo podía lograrse desde el conocimiento, la organización y el acceso real a los medios de producción.

Una figura silenciada tras la Guerra Civil

El tramo final de la conferencia se centró en la etapa más dura de su vida: la posguerra. A pesar de no haberse exiliado y de no haber participado activamente en la política republicana, su trayectoria como reformista y antiguo gobernador civil lo convirtió en una figura incómoda para el nuevo régimen. Fue marginado, silenciado y apartado de la vida pública. Murió en el barrio del Carmen en 1949, sin reconocimiento, viviendo en condiciones modestas y con sus últimos escritos inéditos. Arroyo compartió fragmentos de esos textos, especialmente una emotiva carta en la que El Obrero se dirigía a su pueblo, lamentando el abandono y la indiferencia que había sufrido. Ese final amargo contrasta con la dimensión de su legado, aún hoy pendiente de un reconocimiento público a la altura de sus aportaciones.

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Un pensamiento vigente y necesario

La conferencia se cerró con un turno de preguntas centrado en el paralelismo entre los proyectos de Martínez Ramírez y los desafíos actuales de Tomelloso, especialmente en materia de transporte, energía y sostenibilidad. También se debatió sobre el olvido institucional que ha rodeado su figura y sobre la necesidad de recuperar su obra para futuras generaciones. Arroyo insistió en que buena parte de sus escritos siguen inéditos, y que su reedición sería fundamental para comprender no solo a El Obrero, sino una parte esencial de la historia contemporánea de Tomelloso y de La Mancha.

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