Mientras en Tomelloso arrancaba la Feria y Fiestas 2025, cinco amigos decidieron que había otra forma de aprovechar esos días: hacer el Camino de Santiago en bicicleta por el exigente Camino del Norte. En total, siete etapas, 675 kilómetros, más de 10.000 metros de desnivel acumulado y muchas anécdotas en la mochila.
“Salimos el 23 y llegamos en siete etapas. Ha sido duro, pero ha merecido la pena”, cuenta José Luis, uno de los integrantes del grupo, junto a Lute, Javito, Aguado y César. La ruta elegida no fue casual: “Lo hicimos por el paisaje. Queríamos algo distinto, más bonito. Elegimos el norte por la costa”, explican.
Siete etapas, 675 kilómetros… y muchas cuestas
La aventura comenzó en Bilbao y terminó en Santiago de Compostela, atravesando buena parte del litoral norte peninsular. Estas fueron las etapas:
- Bilbao – Santander: 117 km | 1.800 m de desnivel
- Santander – Llanes: 95 km | 1.400 m
- Llanes – Gijón: 100 km | 1.300 m
- Gijón – Cudillero: 55 km | 800 m (etapa “de descanso”)
- Cudillero – Tapia de Casariego: 98 km | 1.350 m
- Tapia – Parga: 110 km | 2.110 m (la más dura)
- Parga – Santiago: 93 km | 1.300 m
En total, según su cuenta de wikiloc, pasaron 37 horas y 18 minutos pedaleando, lo que supone una media diaria de unas cinco horas y media sobre la bici. “El culo rozado lo llevamos todos igual, no hay otra. Y eso que no hemos tenido caídas ni lesiones”, dicen entre risas.
Incidencias, errores… y cachopos
El viaje no estuvo exento de imprevistos. “El primer día nos equivocamos y metimos 25 kilómetros de más. Acabamos haciendo casi 150. Fue una paliza”, explican. También hubo averías: varios pinchazos, la rotura de un portaequipajes que hizo que salieran un día con mucho retraso por tener que comprar repuestos en un Decathlon.
La comida, eso sí, no fue problema. “Hemos engordado. Chuletones, cachopos, pulpo, alubias… ¡de todo! Y sidra, claro”. También coleccionaron recuerdos: “Tenemos tres sellos de la Guardia Civil”, bromean.
Pocos peregrinos… hasta llegar a Santiago
El Camino del Norte, más exigente que las rutas más populares como Sarria o Tui, no está tan transitado. “Hasta llegar a Santiago, apenas nos cruzamos con gente. Es otra experiencia”, cuenta Aguado. Aun así, cumplieron con la liturgia: “Sellábamos en cada pueblo, en bares, albergues, farmacias… y nos dieron la compostelana”.
Otra forma de pasar la Feria
Mientras la mayoría disfrutaba de casetas y atracciones en Tomelloso, este grupo apostó por el turismo activo, el reto personal y la naturaleza. “Volveríamos a hacerlo. El año que viene, si se puede, repetimos”, aseguran.
Así, entre pedaladas, subidas imposibles, platos generosos y bastantes risas, estos cinco amigos han demostrado que también hay espacio para otro tipo de vacaciones en verano. Porque, como dicen ellos: “Hay muchas formas de pasarlo bien. Esta ha sido una de las buenas”.
