Santísima Virgen de las Viñas, Madre y Patrona de Tomelloso:
En este día de luz y fervor, cuando el sol de agosto baña nuestros campos de viñas doradas, me presento ante ti, como alcalde de este tu pueblo del que eres Madre y Señora, como un humilde hijo de esta tierra, para renovar el voto de amor y gratitud que nuestros antepasados te legaron y que hoy, con el corazón henchido de emoción, vuelvo a reafirmar ante tu divina presencia.
Tu presencia, Virgen Santísima, es el faro que guía nuestros pasos, el consuelo en nuestras penas y la alegría en nuestras celebraciones. Hoy, tu imagen bendita va a presidir la Santa Misa que se va a celebrar al aire libre, en la Plaza de España, un acontecimiento excepcional que coincide con el 450 aniversario de nuestra querida Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora. Un aniversario que nos invita a reflexionar sobre el profundo vínculo con nuestras raíces cristianas, y nos acerca a la historia de un pueblo que ha crecido y prosperado bajo tu manto protector, con la Parroquia como la gran posada de amor y acogimiento a tomelloseros y peregrinos.
La historia de tu imagen, Virgen de las Viñas, se entrelaza con la historia misma de Tomelloso. En tiempos de sequía y desesperanza, cuando nuestros antepasados temían por la pérdida de sus cosechas, tu presencia en cada plegaria, en cada oración, en medio de los viñedos en forma de grito desesperado de familias de agricultores, que clamaban para que el agua fuera una realidad necesaria, era, y es tu luz celestial, la que ilumina la tierra sedienta, y de tu sonrisa brota un manantial de agua fresca que salva las viñas y que se transforma en esperanza para el campo, es la esperanza del pueblo.
Madre Santísima, tu imagen ha sido símbolo de protección y prosperidad para Tomelloso. Tu ermita, enclavada en el corazón de nuestros viñedos, es testigo silencioso de las innumerables muestras de fe y devoción que te hemos profesado a lo largo de los años. En cada vendimia, en cada cosecha, en cada momento de alegría y de tristeza, tu presencia ha sido constante, recordándonos que nunca estamos solos, pues tu paño sagrado es generoso e infinito y acoge y recoge a todos sus hijos.

Virgen de las Viñas, tu presencia está intrínsecamente ligada a la identidad agrícola de nuestro pueblo. La vid es el alma de Tomelloso, el sustento de nuestras familias y el motor de nuestra economía. Cada año, la vendimia es un tiempo de trabajo arduo y de esperanza, un tiempo en el que vemos el fruto de nuestro esfuerzo y la generosidad de la tierra.
Te imploro ante tu pueblo y te doy las gracias, Virgen Santísima, por las cosechas que nos concedes, por el vino que alegra nuestras mesas, y que está presente en la Eucaristía, y por la prosperidad que brindas a nuestros agricultores. Te ruego que sigas protegiendo nuestros campos, que nos concedas buenas cosechas y que nos libres de las inclemencias del tiempo.
En este día de celebración, en el que recordamos con gratitud los 450 años de historia de nuestra Parroquia de la Asunción, un legado de fe y devoción que ha marcado la vida de generaciones de tomelloseros. Desde su fundación, la parroquia ha sido el centro espiritual de nuestro pueblo, el lugar donde hemos celebrado nuestros sacramentos, hemos compartido nuestras alegrías y hemos encontrado consuelo en los momentos difíciles.
Recordamos con cariño a los párrocos y feligreses que han contribuido a construir este legado, a aquellos que con su trabajo y dedicación han mantenido viva la llama de la fe en Tomelloso. Quiero expresar nuestra gratitud a quienes están al frente de la parroquia actual, a aquellos que con su entrega y compromiso siguen haciendo de nuestra parroquia un lugar de encuentro y de oración.
En este día de gracias, te pedimos especialmente por aquellos que son la sabiduría y la memoria de nuestro pueblo: nuestros mayores. Que tu manto los proteja y les conceda salud, bienestar y la compañía de sus seres queridos. Que encuentren en ti el consuelo y la fortaleza para afrontar una nueva etapa de su vida, y que su experiencia sea valorada y respetada por todos. Nuestros mayores son el pilar de nuestra historia, la memoria viva de dónde venimos y lo que hemos logrado. Desatenderlos, apartarlos, o no reconocer su valor, no es solo una falta de respeto individual, sino un síntoma de una sociedad que está perdiendo su alma, su humanidad. Porque en el cuidado y la escucha de nuestros mayores reside la verdadera grandeza de un pueblo.
Te encomendamos a nuestras familias, pilar fundamental de nuestra sociedad. Que tu amor fortalezca sus lazos, que reine la armonía y la paz en sus hogares, y que encuentren en ti el modelo de amor y entrega. Que los padres tengan en ti una fuente de sabiduría para guiar a sus hijos, y que los hijos encuentren en sus padres el apoyo y la comprensión que necesitan.
Te pido, Madre de las viñas, por nuestros jóvenes, esperanza y futuro de Tomelloso. Que tu luz guíe sus pasos, que encuentren en ti la inspiración para construir un mañana lleno de esperanza y prosperidad. Que sus corazones se llenen de ideales nobles, que sus mentes se abran al conocimiento y que sus manos se dispongan a construir un mundo más justo y solidario. En un mundo cada vez más conectado por la inmediatez de las pantallas, es fundamental recordar el valor irremplazable del calor del hogar y la conversación cara a cara.
Las redes sociales, con su vorágine de información y sus infinitas conexiones virtuales, son herramientas poderosas. Pero nunca, bajo ningún concepto, podrán sustituir la mirada de un padre o una madre, la escucha atenta de un abuelo o abuela, la risa compartida en el salón de casa. Ese diálogo profundo y sincero entre nuestros jóvenes y sus familias es el verdadero alimento para el alma, el cimiento donde se construyen los valores, la empatía y el sentido de pertenencia. Fomentemos esos momentos, porque en ellos reside la verdadera riqueza de nuestras familias y, por ende, de nuestra sociedad.
Es el empleo, Virgen Santa, el trabajo, la gran virtud que da dignidad y esperanza a mujeres y hombres, el que cobija el futuro de la persona. Es imprescindible avanzar en cotas de empleo que permitan emprender el proyecto de vida que tantas mujeres y hombres anhelan. Tomelloso avanza, Madre, pero no podemos bajar la guardia. Nuestra sociedad será mejor, más próspera y solidaria, más justa, compartirá mejor, si logramos que el trabajo llegue a más personas.
Y en este día de recuerdo, elevamos una oración por aquellos que ya no están entre nosotros, aquellos que nos precedieron en el camino de la vida y que hoy gozan de tu presencia eterna. Que tu misericordia los acoja en tu seno, que les concedas el descanso eterno y que su memoria permanezca viva en nuestros corazones.
Oramos también por los enfermos y los necesitados, por aquellos que sufren en soledad y por aquellos que buscan consuelo en su dolor. Que encuentren en ti, Virgen Santísima, la fuerza para superar sus dificultades y la esperanza para seguir adelante.
Pedimos por los voluntarios y trabajadores de organizaciones benéficas, por aquellos que dedican su tiempo y esfuerzo a ayudar a los demás. Que su labor sea reconocida y valorada, y que encuentren en ti la inspiración para seguir sirviendo a los más necesitados.
Me detengo aquí Santísima Virgen, Madre de Tomelloso porque quiero tener un reconocimiento a tantas y a tantas generaciones de catequistas que con tanta vocación y generosidad emprendieron caminos para sembrar valores y sentimientos cristianos, no podemos olvidar la inmensa labor de nuestros catequistas. Su entrega desinteresada va mucho más allá de la mera transmisión de conocimientos; es una apuesta vital por la evangelización, por sembrar la fe y los principios cristianos en el corazón de nuestros niños, jóvenes y también adultos. Son verdaderos pilares en nuestras parroquias, dedicando tiempo, cariño y paciencia a guiar a las nuevas generaciones. A todos ellos, nuestro más sincero agradecimiento por su compromiso y por ser ejemplo para nuestra ciudad.
Madre de las Viñas, te miro ahora con responsabilidad y compromiso, y elevo mi plegaria por los gobernantes y líderes de nuestro mundo, por aquellos que tienen la responsabilidad de tomar decisiones que afectan a nuestras vidas. Que encuentren en ti la sabiduría y la prudencia para guiar nuestros destinos, y que sus acciones estén siempre inspiradas en el bien común.
Virgen de las Viñas, Madre y Patrona, te pedimos que nos ayudes a construir un Tomelloso más unido, más solidario y más próspero. Que sepamos superar nuestras diferencias, que nos tendamos la mano en los momentos difíciles y que trabajemos juntos por el bien común. Ayúdales a que sepan tomar el camino de la paz, que abandonen el camino de la guerra, que no haya espacio para las armas en el sendero de la concordia, que no sean los niños y los mayores las víctimas de la falta de cordura, que no volvamos a ver las imágenes del hambre, de la desnutrición que en pleno siglo XXI mata a criaturas inocentes, en guerras que generan odio y confrontación, que conmueven nuestra alma y nos obligan a alzar la voz y no los fusiles.
Que tu ejemplo de amor y entrega nos inspire a ser mejores personas, a cuidar de nuestro entorno y a construir un futuro en el que la justicia y la paz sean una realidad para todos.
Que tu bendición nos acompañe siempre, Virgen de las Viñas, y que tu luz ilumine nuestro camino. Guíanos por caminos de amor y de esperanza, nutre nuestras actuaciones de empatía y de sabiduría hecha de experiencias de vida y de lucha por encontrar lo mejor para el bienestar de todos.
Gracias Virgen Santa de las Viñas
Protégenos con tu Manto, ese en el que cabemos todos y en el que sí hay lugar, como decía el papa Francisco, para los descartados.
¡Viva la Virgen de las Viñas!










