Con tan solo 17 años de edad, Clara Serna se ha convertido ya en una patinadora excelente de la selección española gracias a su talento en los derrapes. Una modalidad en la que junto a su compañera Inmaculada García hacen frente a los mayores clubes de patinaje a nivel internacional. Tras su paso por el European Inline Freestyle, hemos decidido entrevistar a esta joven promesa del patinaje español para que nos cuente cuáles fueron sus inicios en este deporte y cómo de complejo es.
La trayectoria de Clara Serna en el mundo del patinaje
La historia de Clara Serna con el patinaje es un tanto curiosa, ya que ella en un principio no estaba interesada en este mundillo, ni sus padres le habían regalado unos patines por su cumpleaños o unas navidades. Fue a raíz de que esta joven tomellosera tuviera un problema en los pies y fuera a una rehabilitadora, que esta profesional le comentaría los beneficios de este deporte, “me dijo que sería interesante que probara el patinaje, porque forzaría a mis pies a echar las puntas de los dedos hacia fuera y así no me dolerían”.
Con esto en mente y el Club Roller Skate de Tomelloso recién fundado en el año 2012, Clara Serna decidió apuntarse “por curiosidad principalmente, ya que el tema de los pies era algo que por aquel entonces no me importaba tanto”. Poco a poco, la tomellosera descubriría lo divertido y desafiante del patinaje, un deporte con el que decidió ver cuáles eran sus límites.
Pasados cuatros años, la joven patinadora había convertido el patinaje en una extensión más de su vida, algo que no solo percibió su entorno familiar, sino también varios miembros del Club Roller Skate, “un día se nos acercó el presidente del club a preguntarnos a aquellas que nos veía más preparadas si queríamos participar en una competición de Ciudad Real”. Claramente, Serna no dudó en ningún momento y aceptó este nuevo desafío, “fue una experiencia que me encantó, el poder enfrentarme a otros patinadores de tu mismo nivel o superior era algo increíble”. Sin darse cuenta, Clara Serna se estaba empezando a convertir en toda una deportista de élite.
Tras ese primer reto, la joven tomellosera continuaría yendo de competición en competición hasta que en el año 2019 se enfrentaría por primera vez a varios clubes internacionales de patinaje, “fue en Valladolid donde pude ver por primera vez lo competitivo que era este mundillo y lo mucho que me quedaba aún por aprender”. A pesar de lo enriquecedora que fue esa experiencia, la COVID-19 hizo acto de presencia y paralizó completamente el mundo deportivo. No sería hasta el pasado año 2022 que la patinadora de Tomelloso volvería a la competición internacional con un torneo en Canfranc.
Sin embargo, el siguiente gran paso en la carrera de Clara Serna se produciría este año con su participación en la European Inline Fresstyle como una de las representantes de la selección española. Un momento que vivió con tanta ilusión cuando se enteró de que representaría a su país que “no pude evitar llorar de la emoción y darme cuenta de que todos los esfuerzos que había dedicado a este deporte merecieron la pena”.
Y es que en esta competición, la joven patinadora lo daría todo en su modalidad de derrapes “a pesar de los nervios y esa idea de que no podía fallar en ningún momento”. Por ello, tiene claro que esta competición es solo el principio y que buscará el año que viene “seguir mejorando y perfeccionar mi técnica para que la selección pueda volver a contar conmigo”.
Las dificultades de competir en un deporte no tan popular
Todo esto compaginando la intensidad del patinaje de alto nivel con sus estudios, algo que para Clara Serna es lo primero porque “aparte de que quiero poder estudiar una carrera, también sé que este deporte no me puede dar para vivir”. Esto es debido a que el patinaje todavía no tiene el reconocimiento económico que realmente merece, “no tienes un gran apoyo por parte de las instituciones y además en las competiciones, aunque quedes en primer lugar, no recibes ningún premio monetario”.
Y es que este deporte, aunque puede parecer que no es costoso a priori, sí que lo es y “bastante” como bien afirma Serna. Estamos hablando de que unos patines profesionales no bajan de 500 euros, los de la patinadora tomellosera cuestan por ejemplo algo más de 700 euros. Luego, dependiendo de la modalidad en la que un patinador se especialice, debe añadir una guía concreta, que cuesta alrededor de 200 euros. Por otra parte, está el tema de las ruedas, “en mi caso mis patines llevan un total de 8 ruedas, y cada una cuesta unos 10 euros”. Y ya fuera del tema patines, hay que sumar el equipamiento de protección, el pago por participar en las competiciones, la ficha federativa y su homologación, es decir, que al final para tener un equipo decente y querer competir “te gastas como mínimo unos 1.000 euros y eso yendo por lo bajo”.
Comentado esto, nos encontramos a escasas semanas de que Clara Serna ponga el punto final a esta temporada, con una competición que se celebrará el próximo 14 y 15 de octubre en Faro, Portugal y donde la joven patinadora cree que podrá alcanzar el podio. Tras esto, tocará esperar hasta mediados de enero o febrero para que volvamos a ver a esta deportista de élite realizar sus derrapes, aunque quizá para entonces veamos a una Clara Serna distinta, más ambiciosa, vistiendo los colores de un club diferente al suyo. Sin embargo, esto son tan solo especulaciones mías, ya que la decisión final recaerá en esta joven tomellosera que tiene que ver qué límites quiere sobrepasar en el mundo del patinaje.
Una promesa del patinaje forjada con el apoyo de todos
Finalizando ya esta entrevista, Clara Serna no ha querido dejar pasar la ocasión para agradecer a su familia y sus padres todo lo que han hecho por ella, esos abrazos y esas palabras de ánimo que no solo la hacían seguir adelante, sino que también le otorgaban la confianza necesaria para realizar un derrape perfecto. Asimismo, no se ha querido olvidar de todos los miembros que componen el Club Roller Skate de Tomelloso, un club que la ha visto crecer como persona y deportista, y que a su vez la ha hecho conocer a personas tan maravillosas como Inmaculada García, prácticamente su hermana de patines.
No obstante, este agradecimiento se quedaría algo cojo si no se incluyera a Enrique Rubio, campeón de Europa de derrapes y entrenador de Clara Serna, que la ha hecho ver lo complejo que es este deporte. Un deporte que cada día gana más adeptos gracias a personas como esta joven patinadora de tan solo 17 años que está desenado llegar hacia lo más alto.