Aunque el grupo se legalizó como peña de carnaval en 1993, algunos de sus miembros fundadores llevaban más años saliendo en carnavales interpretando escenas y personajes famosos, inspirados por el espíritu del carnaval más puramente manchego. Ese de la parodia y la crítica mordaz, tan propia de nuestro humor más genuino.
29 años dan para mucho. Cada miembro de Los Canuthi tiene decenas de anécdotas guardadas en su memoria emocional. Durante todos estos años hemos podido ver representadas historias tan variadas como: El salvaje Oeste, la Boda Real, la mili, los zíngaros, las damas de honor de la Feria, reivindicaciones históricas de Tomelloso como el Hospital o el ferrocarril, el colegio, un desfile de moda, el aniversario de TVE, la salida del armario, la independencia de Cataluña, etc.
He quedado con tres de los miembros de la peña: Ángel Morales, José María Díaz y Miguel García. La charla ha sido muy distendida y amena, recordando anécdotas, y repasando la trayectoria de todos estos carnavales. Algunas cosas quedan muy claras, como es el hecho de que ellos se unieron para divertirse, y que ¡se divierten mucho! Los Canuthi son los herederos de ese carnaval antiguo, aquel que precedía a la austeridad de la cuaresma, ese desahogo moral ante unas reglas muy estrictas, porque no hay que olvidar que el carnaval es un espacio de ocio regalado y hecho sobre todo para ejercer la libertad (en el sentido más noble de la palabra) sin cortapisas ni represión alguna.
Ángel Morales, es un personaje muy popular, amante de la historia de Tomelloso y miembro fundador de la Peña Los Canuthi. Ángel me cuenta que allá por 1991/92 salió con otros amigos en un rally (por entonces era muy común ver carnavaleros con algún vehículo “tuneado” por ellos para la representación carnavalera, y se hacía un pequeño desfile al que le llamaban El Rally). “Salimos Manolo Villena, Fulgencio y yo con una furgoneta Citroën a la que le habíamos quitado el techo, simulando una lancha, y yo iba detrás haciendo esquí acuático. Al acabar el desfile nos fuimos a un bar que había en la calle Rosario, aparcamos la barca y entramos, y allí nos encontramos con Loren, Carlos Moreno, José Luis Morales, Falín y alguno más, que se unieron a nosotros. Recorrimos los bares del pueblo con la barca. Así que ese día lo pasaron muy bien, y decidieron unirse a nosotros pensando en el próximo carnaval, y de esta forma es como se forjó el germen de Los Canuthi, cuyo nombre se asoció a mi mote (Canuto). Al año siguiente salimos de Blancanieves y los siete enanitos, y a partir de ahí el grupo fue creciendo y cada año éramos más, hasta hoy”.
Los tres siguen recordando anécdotas, como aquel año en que el conductor de una de las carrozas casi fallece por respirar monóxido de carbono, aunque el resto de anécdotas es un divertidísimo carrusel de auténtico guión de película surrealista al más puro estilo de Berlanga. En sus comidas comunales previas a cada desfile suelen comenzar ya la representación, como el año en el que un mulo de nombre “Sevillano”, como un miembro más de la peña, estuvo junto al resto de miembros comiendo su ración de hierba y cebada en el comedor del restaurante. Como otro año en el que en otro restaurante “atrezzaron” el comedor con un carro (esta vez sin el mulo), o el año en que parodiaron la colocación de la primera piedra del hospital de Tomelloso y en el que usaron la piedra auténtica que pesaba un par de toneladas, piedra que al final nadie sabe dónde acabó.
Sus anécdotas darían para un libro grande o una mini-enciclopedia, pero además del Carnaval, que fue la excusa para crear el grupo, la “bacinería” de Los Canuthi dio para mucho más, y hace unos veinte años Miguel García propuso la creación del famoso Guateque, que reunió en su primera edición a casi 4.000 personas, y su popularidad fue acrecentando su fama más allá de Castilla-La Mancha. Otro de los proyectos de la peña fue la edición del famoso Diccionario Tomellosero, que va ya por su cuarta edición y del que se han vendido casi 10.000 ejemplares.
Hacen mucho hincapié en su anarquía, y en realidad no se consideran la típica peña de carnaval al uso, de comparsas uniformadas y con coreografías muy bien ensayadas y elaboradas. “Algo que admiramos y nos encanta, pero que es impensable para nosotros, ya que somos muy anárquicos”. La forma de preparar cada proyecto suele ser un caos de ideas, algunas aparentemente muy locas.
A partir de ahí se empiezan a descartar y a centrarse en dos o tres de ellas, hasta que democráticamente se elige la que se va a llevar a cabo. “Y desde ese momento, todos nos ponemos a trabajar en ello, incluso aquellos que más en contra estuvieran de esa idea, en el momento que se ha decidido, todos la hacen suya”. Otra característica de esta peña es que, una vez repartidos los papeles, cada miembro se lo trabaja en solitario y el resto no sabe nada sobre cómo será el traje. Además, no hay ensayos previos ni guión, todas las representaciones (o actuaciones) se van improvisando, ya que la creatividad de los miembros y la compenetración que tienen les hace que sea relativamente fácil representar las escenas.
Este año volverán a sorprendernos, y aunque un servidor conoce algunos detalles, me los voy a reservar, porque lo divertido es verles en directo.
Felices fiestas de Don Carnal!