El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha reclamado a las comunidades autónomas la máxima participación posible en la confección del plan estratégico nacional a aplicar de cara al próximo periodo de la PAC entre 2023 y 2027, una participación que no será «necesariamente una aprobación» pero sí una «referencia común».
Tras la reunión mantenida esta semana con los distintos consejeros del ramo para abordar este asunto, ha querido valorar el trabajo de todos ellos, reconociendo que España es «un país muy diverso» que obliga a que su plan estratégico nacional sirva a modo de «plantilla común al conjunto de la PAC» en lo que se refiere a ayudas directas y al desarrollo rural.
Admitiendo que España es un «Estado autonómico», ha aseverado que su voluntad y la del Gobierno es concitar esa «máxima participación» de comunidades autónomas, una participación que no ha de pasar «necesariamente por una aprobación». «Lo que quiero es tener una referencia común. No hay mejor base que la que ha planteado el Ministerio y el Gobierno», ha afirmado.
En este sentido, se ha erigido como «árbitro», de esos que «hablan mucho con los jugadores», sin perder de vista que hay «una fecha» para conseguir blindar ese plan y advirtiendo. «El avión despega el 31 de diciembre y tenemos que estar a bordo».
NO APRECIA OPOSICIONES POLÍTICAS, SÍ «INTERESES COMUNES»
De este modo, la hoja de ruta pasa por el hecho de que en el primer trimestre de 2022 la Comisión Europea tendrá que dar el visto bueno al plan planteado por España, y aquí «lo importante es que, en lo sustancial, las comunidades autónomas por asentimiento ya han dicho por unanimidad que este es el buen camino».
En su opinión y tras las distintas reuniones mantenidas, asegura el titular de Agricultura que entre los consejeros no ha comprobado posturas «basadas en etiquetas políticas o de bloques».
Sí que ha visto, en cambio, «coincidencias, pero en base a situaciones de intereses comunes como en torno al agricultor activo».
«Hay una parte que piensa que la parte de la renta general del agricultor activo debe ser la base para el cálculo, pero hay otra parte de España que tiene una realidad donde hay agricultores y ganaderos que no sólo son esos. Porque hay a tiempo parcial, o de manera ocasional, ha detallado.
Por ello ve más equilibrado un reparto a 20 regiones agrarias que a 6, siendo esa la tasa entendida como «un buen punto de equilibrio».
Ahora, el problema es doble. Por un lado, «Bruselas ha dicho que hay que reducir de forma significativa el número de regiones y avanzar en la convergencia», al tiempo que «la diversidad agronómica de España y la actividad de los agricultores necesita un elemento de continuidad».
LAS AYUDAS AL OLIVAR TRADICIONAL, POR LA AGRUPACIÓN COLECTIVA
Preguntado por la situación del olivar tradicional, ha admitido que se ve «cómo cada vez se produce un foso mayor entre los agricultores de intensivo y los del tradicional con más superficie y menor rendimiento».
«Es muy importante la orientación al olivar tradicional. Debemos primar aquellos elementos de reagrupamiento de los pequeños productores que les permita ser más competitivos para recibir esta ayuda comunitaria. Hay otros mecanismos por pagos de apoyo a la renta o los eco-esquemas, pero hay que darle una prima a todo aquél que se agrupe», ha reivindicado.