El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha defendido que tiene «la mejor relación» con la Comunidad de Madrid, incluso -ha dicho- el consejero de Sanidad castellanomanchego, Jesús Fernández Sanz, «se puede considerar hasta amigo» del consejero madrileño, Enrique Escudero, dejando claro que ambas comunidades no tienen «un problema de relación» sino que están coordinadas.
«Nos hemos coordinado en la pandemia y no estamos coordinando», y a partir de este miércoles, tras una «reunión importante» aún más. Es evidente, ha afirmado que el virus «no entiende de fronteras» y pasa de Madrid a Toledo o de Toledo a Madrid «con una facilidad extraordinaria», algo que nos tiene que llevar a coordinar medidas y a que haya «un patrón común» en el conjunto del país.
Así, se ha mostrado convencido de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tiene claro que aunque las autonomías puedan adoptar medidas localizadas -momento que ha aprovechado García-Page para avanzar que «hoy probablemente» Castilla-La Mancha tenga que adoptar medidas especiales en un municipio importante de la región- tiene que existir una coordinación nacional en el problema del virus.
Dicho esto, ha abogado por que las medidas que se tomen en todas las autonomías «sean razonablemente equiparables» para que «pongamos sobre la mesa algo tan elemental como que el virus ni tiene carné político, ni vota ni tiene ideología, no es un problema de gobiernos ni de instituciones», ha enfatizado el presidente regional.
García-Page ha asegurado que «hay una movilidad razonable» que «no podemos bajo ningún concepto impedir, ni queremos, ni entre comunidades autónomas», haciendo hincapié en que «Castilla-La Mancha tiene una movilidad estructural, natural y espontánea con la Comunidad de Madrid y con todo el entorno extraordinaria».