En un estremecedor silencio vivimos (desde casa) la procesión más representativa de la Semana Santa de Tomelloso

Por primera vez desde 1961 estación de penitencia más singular de Tomelloso no tiene lugar. El virus ha podido con lo que nunca pudo el agua o el frío

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Tras la captura y muerte de Jesús en la Cruz, llega el recogimiento en la madrugada del Viernes Santo que, poco después de la medianoche, tiene a la Procesión del Silencio como protagonista.

A las dos y media de la madrugada, los Miembros de la Cofradía de Penitencia de la Santa Cruz inician su oración comunitaria.

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Aún resuena en nuestras cabezas el sonido de las puertas de la Parroquia de la Asunción que anunciaba el comienzo, a las 3 en punto de la madrugada, de la que sin duda representa la Procesión más significativa de la Semana Santa: La Procesión del Silencio.

Como cada año y desde el 1961, es decir, 59 años después, podemos ver puntual a la Hermandad de la Santa Cruz que ni el peor de los temporales ha impedido que pueda faltar a su cita. Exceptuando este año que consideraremos como una excepción.

El silencio de los penitentes, el ruido de las cadenas que arrastran el suelo de las calles a la vez que el tambor traspasa más allá de sus notas para llegar a cada uno de nosotros. La pasión de cada uno de los acompañantes a esta procesión, sin duda conforma el protagonismo de esta Procesión del Silencio.

Varios centenares de cofrades van ataviados con una túnica franciscana, cubiertos con el capuz, cabizbajos y con semblante serio. Una Estación de Penitencia, que recorre las calles principales de esta ciudad que no duerme. La Gran Cruz Expiatoria como seña del sufrimiento de Jesús nuestro Señor.

De nuevo llegamos a la Plaza de España, donde termina un recorrido de reflexión interior, conmemoración de la muerte de Cristo y donde se refleja el sufrimiento vivido en la Cruz.

FOTOGRAFÍAS DE LA PROCESIÓN DE LAS CADENAS 2019




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