Vivimos en una España infinita con 505.909 km2. Una España infinitamente concentrada a la par que “vacía” con más de 4.000 municipios con riesgo severo de extinción a medio largo plazo según datos de la FEMP y el INE.
Vivimos además en un estado en el que se presupone la igualdad de condiciones y derechos para todos sus ciudadanos pero donde es francamente difícil subsistir en las zonas rurales, donde es meritorio desarrollar un proyecto de vida a miles de kilómetros de las grandes ciudades, alejados de los servicios más esenciales y primarios, donde se convierte en incertidumbre hasta saber si día tras día será posible que llegue el panadero, que decir entonces de los servicios sanitarios, telecomunicaciones o la educación.
Pese a ello muchos de los habitantes de estas zonas, se resisten a abandonar su tractor, sus tierras, sus aperos, sus animales y su vida en el campo, sustentando la vida de los que en contraste con ellos se acomodan en las grandes ciudades con todo aquello que necesitan a golpe de “clic”.
¿Qué sería de una España sin agricultores y ganaderos que se ocuparan de propiciar al resto de ciudadanos los bienes más esenciales? ¿Qué sería de una España sin productores? ¿Qué sería de una España sin alimentación? ¿Sería capaz de subsistir con huertos urbanos?.
Miles de “rurales” se levantan cada día, arrancan su tractor, ponen en marcha su maquinaria y trabajan por sacar la ¨España Vacía¨ y la no tan vacía adelante.
Estos días agricultores y ganaderos junto con las organizaciones del sector se manifiestan para reclamar lo que es suyo frente a la inactividad del gobierno de Sánchez únicamente preocupado en egos y “coletillas” lejos del problema del campo.
Nuestros productores se enfrentan cada vez a mayores dificultades para poder seguir desarrollando su labor y es que no son pocas las barreras que se encuentran en el mercado.
En primer lugar, la disminución de los márgenes en los productos, el incremento de intermediarios entre productores y consumidores y la poca protección de los productos por las instituciones que consienten y son cómplices de la entrada en España y el resto de países comunitarios de productos de fuera de la unión cuyos costes son infinitamente más bajos debido también a la falta de control y seguridad que tienen los mismos.
Todo ello hay que unirlo a la falta de promoción y apoyo a los productos y denominaciones de origen de los productos españoles, no es de extrañar entonces el oír esa frase de “deja de regar y vámonos”.
Es latente que nuestros productores de hace unos años a la actualidad se enfrentan a una serie de impedimentos que hacen prácticamente insostenible la supervivencia en el campo. Con todo esto el gobierno de Sánchez y sus socios permanece pasivo a la situación.
Mientras tanto, nuestra gente del campo se enfrenta a una desmesurada presión fiscal, un incremento excesivo de las rentas de las explotaciones, la subida y previsiblemente nueva subida del diésel, los aranceles desmedidos para introducir sus productos en mercados exteriores, la competencia desleal por productos de fuera de la unión, exámenes a pies juntillas de sus actividades y trazabilidad y como no el descenso progresivo del precio que perciben por sus cultivos.
No son para menos las dificultades legislativas a las que se enfrentan. El desconocimiento del gobierno de las tareas agrícolas hace que las leyes que afectan a nuestros productores sean cada vez mas intransigentes y menos rentables para poder llevar a cabo estas tareas rurales. Añadiendo a todo ello la excesiva burocracia a la que tienen que hacer frente para poder acceder a subvenciones y ayudas.
En el caso de los jóvenes la tarea se hace aún más complicada si cabe, tanto como que se hace impensable poder emprender un proyecto en el campo si no heredas la labor familiar.
Señor Sánchez, déjese de contentar a sus socios, alimentar su ego y jugar al “Monopoly” con los ministerios y póngase a trabajar, defiendan los intereses de nuestro campo, de nuestros productores, de las generaciones venideras que quieren continuar con la labor y a quienes ustedes no se lo permiten, preocúpese de una vez de España y de los españoles, negocie la PAC escuchando a los implicados y legisle para ellos. ¿O cuando no podamos producir va a comer usted de twitter?
Irene Correa
Delegada Agricultura y Desarrollo Rural NNGG CLM
(Guadalajara)