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viernes, 22 noviembre
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Siete años y medio por intentar matar a su madre a cuchilladas

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a siete años y medio de prisión a R.L.H., el joven de 24 años que intentó matar a su madre a cuhilladas el 10 de febrero de 2012 tras propinarle una paliza en su domicilio.

Según la sentencia, la jueza considera que es responsable de un delito de homicidio con la agravante de parentesco con una atenuante analógica porque el agresor sufre episodios de agresividad desde los 2 o 3 años de edad, estando diagnosticado de trastorno de la personalidad narcisista con rasgos impulsivos y sociopáticos.audiencia-provincial-de-ciudad-real

Además, también se condena al joven a indemnizar a la víctima con 12.000 euros y a no poder acercarse a su madre, ni a su domicilio o lugar de trabajo, a menos de 300 metros durante diez años y medio.

El Tribunal considera probado que a las 22.30 horas del 10 de febrero de 2012 se originó, «como era frecuente desde hace tiempo», una discusión entre ambos en la cocina de su domicilio, por lo que el agresor empujó a su madre y ésta optó por abandonar el domicilio, para lo que fue al dormitorio a cambiarse de ropa.

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Allí, R.L.H. la empujó al suelo y empezó a darle patadas y pisotones, «principalmente en la cabeza y la cara», una actitud con la que siguió cuando la víctima se levantó del suelo y le propinó rodillazos e, incluso, sacó una navaja de 15,5 centímetros de longitud y 7 centímetros de hoja.

En ese momento, sonó el timbre de la puerta y la mujer se fue por el pasillo, momento en que su hijo, «con intención de acabar con la vida de su madre», la arrojó al suelo e intentó hacerle un corte transversal en el cuello con la navaja, además de que le dio dos puñaladas en la misma zona hasta que ella logró zafarse del joven.

La mujer llegó hasta la puerta para huir y, cuando abrió, vio que quienes llamaban eran miembros de la Policía Nacional que habían sido avisados por un vecino que había escuchado los ruidos y gritos de auxilio procedente del domicilio de la víctima, a la que uno de los agentes le tuvo que taponar la herida del cuello «a fin de parar la abundante hemorragia que sufría».

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