La nutrición y los cuidados continuos son aspectos fundamentales para que mantengan una buena calidad de vida las personas mayores, tanto las que viven en sus domicilios como las que residen en centros de mayores.
Bajo esta premisa, el servicio de Nutrición y Dietética de la Gerencia de Atención Integrada de Tomelloso (Ciudad Real), dependiente del Servicio de Salud de Castilla-la Mancha, organiza charlas sobre hábitos nutricionales saludables en la tercera edad.
La actividad, impartida por la nutricionista María Cobo Palacios, se ha celebrado en la Residencia de Mayores Virgen de Peñarroya de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) con el objetivo de hacer partícipes tanto a los residentes como a sus familias de sus cuidados, mostrando pautas sobre cómo mantener un estado nutricional adecuado que no interfiera en posibles patologías crónicas.
En los centros de tercera edad, se preparan dietas específicas para cada residente en función de su estado de salud y sus necesidades, pero es bueno también que sean conscientes de lo importante que es seguir una buena alimentación para mejorar su calidad de vida.
Así, explica María Cobo, esta actividad “va dirigida a personas a las que la comida se la dan cocinada, para que sean conscientes de la importancia de comer bien, de no saltarse ingestas y comer cinco veces al día”.
Es una evidencia, añade, que “cualquier enfermedad en la tercera edad se ve agravada en caso de una mala alimentación, tanto por exceso como por defecto”.
En caso de obesidad o sobrepeso la posibilidad de que aparezcan enfermedades asociadas al exceso de peso es mayor, “son comunes las dislipemias, diabetes, apnea de sueño o dificultades para dormir, así como reflujo, hígado graso, depresión, baja autoestima o baja movilidad, entre otras”, explica la nutricionista del Hospital.
No obstante, también se dan casos a la inversa, cuando se presenta un bajo peso, se corre un riesgo de desnutrición, el cual siempre cursa agravando la enfermedad de base o impidiendo que ésta mejore.
No existe ninguna evidencia, explica Cobo, de que un anciano sano con un buen grado de actividad física deba alterar su dieta, “pero cuando esta actividad se disminuye, a su vez debemos intentar disminuir la cantidad de energía en nuestra alimentación diaria”.
Cuando nos hacemos mayores “debemos prevenir o reducir el sobrepeso e intentar mantenernos en un peso adecuado para nuestra estatura, edad y complexión”, así como ”reducir de la dieta las grasas saturadas, conocidas como grasas malas y optar por tomar más grasas cardiosaludables como son la del pescado, los frutos secos o el aceite de oliva”.
Algunos de los consejos nutricionales que ha explicado María Cobo a los asistentes son “beber agua a intervalos regulares aunque no tengamos sed, moderar el consumo de azúcar y no usar mucha sal”.
El consumo de alimentos ricos en fibra, como son las frutas, verduras, legumbres y cereales “ayuda a que nuestro transito intestinal se encuentre bien regulado y además es importante que mantengamos un consumo adecuado de vitamina D y calcio, nutrientes que encontramos principalmente en los lácteos”, ha explicado la nutricionista del Hospital de Tomelloso.
No obstante, a la hora de seguir estos consejos hay que tener en cuenta que “en ocasiones será necesario modificar la consistencia de ciertos alimentos para una mayor facilidad de masticación, sobre todo cuando se sufran problemas bucodentales y disfagias”.
Y siempre que alimentación esa insuficiente será necesario consumir suplementos vitamínicos o, incluso en muchos casos, suplementos energéticos y proteicos para mantener una adecuada aportación de nutrientes.