Julio Pérez, maestro jubilado, como gusta definirse, tomellosero de pro y autor del Diccionario de Tomelloso, ha estado acercando durante el curso que acaba “la grandeza“ de nuestra ciudad a los escolares, a través de un montaje audiovisual elaborado por él mismo.
Charlamos con él de nuevo en el Casino de Tomelloso, en ese inmenso salón dónde las señoritas de antaño eran presentadas en sociedad, escenario de los bailes de carnaval y de los cambios de año, o de siglo.
«Habéis tenido que notar que notar el aumento en las visitas», nos inquiere, señalándonos que ha incluido enTomelloso.com en la sección de medios de comunicación.
Su intención no ha sido ofrecer una mera recopilación de datos, sino adaptar estos datos, refundirlos y con un lenguaje muy asequible, conseguir que los niños asimilen a la perfección el significado de los mismos. Los ejemplos hablan por sí solos: Tomelloso tiene una extensión de 806 campos de fútbol, o que todos los vehículos inscritos en la ciudad en línea recta llegarían a Cuenca o que la longitud de sus calles ocupa la misma distancia que la que la separa de Madrid. Han sido tres meses de trabajo, de ilusión y de esfuerzo para alcanzar el objetivo de despertar en los niños ese orgullo de vivir en uno de los pueblos mejores de España.
Julio Pérez ha recorrido con este proyecto los institutos y colegios de la ciudad, lo ha visto 1.100 alumnos de entre 10 y 14 años. «Ha despertado bastante curiosidad, había cosas que los mismos profesores desconocían. Estoy muy satisfecho porque les he dado un conocimiento de lo que el es pueblo, con el único objetivo de que se sintiesen orgullosos de ser tomelloseros. Y es que los tomelloseros damos “higazo”».
Asegura que no solo les ha descubierto cosas de la ciudad a los alumnos, sino también a muchos profesores, nacidos en ella y que no sabía muchos de los datos «es que Tomelloso es cicato. Les ha llamado la atención tantas cosas como hay, a nivel cultural, a nivel profesional, de empresas. Se quedaban asombrados de que hubiese empresas que suministren el mármol a los jeques árabes, o todo el material de correajes al ejército. Se han quedado francamente sorprendidos de la cantidad de cosas que Tomelloso puede hacer».
Le cuestionamos a este profesor emérito por lo que más ha sorprendido a los chiquillos durante sus charlas. «El “puñao”. Una actuación que solo se hace en los Santos, que es ir a comprar los frutos secos. Ellos eso no lo entendían bien y me pedían que se lo explicase. Todavía existe, son puestos de frutos secos y castañas que ahora se instalan en la plaza del mercado, en los Santos, como digo… Las comidas, también. La Romería, claro, el enjaezamiento de las caballerías… Y el tanatorio. Antiguamente en vuestras casas, les decía, se casaban vuestros abuelos y lo celebraban allí, en la casa y allí se velaba a los muertos, también».
Personajes famosos, pero no célebres
Julio Pérez tiene un nuevo proyecto para el próximo curso «Me está costando mucho trabajo, pero me gustaría mostrar a los chavales los personajes tomelloseros que han sido famosos pero no célebres. La yesquera, Carrilero, El Chato, Triguero el de la carretilla. Esos personajes que fueron famosos en su época. Pero me está costando un montón de trabajo, porque claro, necesito no solo contarles quien es, sino ilustrarlo de alguna manera».
La docencia es un veneno, le señalamos, porque Julio no para… «Hay un factor que me está siendo muy gratificante, el ir a los colegios y a los institutos. Enfrentarme a los críos, explicarles… eso es un gusanillo. Cuarenta años de maestro no se olvidan en un día».
Julio nos cuenta que está intentando llevar esta charla a la Casa de Tomelloso en Madrid. También pretende mostrarlo a distintos colectivos, asociaciones, incluso a los empresarios.
Tomelloso tiene 280 escritores
Hay otro factor que tiene a Julio Pérez subyugado «En Tomelloso hay del orden de unos 280 escritores, que yo haya podido detectar, que seguramente habrá más. Treinta de ellos han editado libros: no hay ningún sitio donde eso se dé. Me gustaría enseñarles como es la rima, como se busca la belleza en el lenguaje, como alterando la fase se consigue vistosidad. Enseñarles un poco a entender científicamente como se pueden hacer poemas, que es un cuarteto, un soneto… Ese es otro objetivo. Todo, tanto este proyecto como los demás, de forma desinteresada.».