Hay bodegas como Freixenet cuyo presente ha pasado por la apuesta de una salida al exterior con su producto. Toda una aventura visionaria que expondrá el próximo 13 de mayo en FENAVIN el presidente de esta bodega, José Luis Bonet, en una ponencia moderada por Ramón Tamanes y titulada «Modelos de Exportación y Producción», y en la que también se sentarán otros empresarios viticultores como Carlos Falcó, el presidente de Pagos de Familia; Félix Solís, presidente de Félix Solis Avantis; José García Carrión, presidente del Grupo García Carrión y Pau Roca, secretario de la Federación Española de Vinos (FEV).
Bonet repasará el legado comercial de su familia, que ha logrado situar Freixenet y a su «Carta Nevada» como el cava más vendido del mundo a nivel internacional. Un hito logrado por la apuesta del tío de José Luis Bonet, José Ferrer Sala, quien «hizo la salida en un momento en el que no se lo creía nadie», recuerda. Eran principios de los años 70, una época en el que el cava todavía era llamado «xampaña» y cuya producción se reducía a lo local. «Oí decirle a un competidor que nunca exportaríamos una sola botella», rememora Bonet. Por si fuera poco, el Consejo Regulador del Cava en pleno, «empezó a discriminar exportaciones hasta el año 74».
Fueron años difíciles, afirma el también presidente de la Cámara de Comercio de España, porque «hubo que correr muchos riesgos, poner mucho cuidado e invertir años, tiempo y esfuerzo». Pero, sin embargo, el bodeguero opina que hoy en día «en el sector del vino es evidente que este es el camino y todo el mundo lo sabe».
Por ello Bonet valora la labor que llevar realizando FENAVIN desde sus comienzos, que ha seguido muy de cerca en anteriores visitas. «Esta es una de las grandes ferias españolas junto a Alimentaria, que siempre ha apuntado al exterior, y mucha gente me ha contado que le ha sido de gran utilidad para comenzar a exportar», afirma. «Las ferias tienen que ser útiles y eso pasa por la apuesta por la internacionalización, como realiza FENAVIN». Bonet recalca lo «bien orientada que está la feria» en este sentido y resalta la labor que realiza para «situar a las empresas que están saliendo cómo deben hacerlo».
Freixenet: unos adelantados de su tiempo
Dicen que quien llega primero, llega dos veces, y eso es lo que se puede extraer del relato de José Luis Bonet, quien evoca la trayectoria de su bodega para poner en valor la importancia de la internacionalización en el sector vitivinícola. Un riesgo que asumió su tío por la visión de negocio que tenía, «era un adelantado de su tiempo», afirma Bonet, quien reconoce que solo pudo liderar esta acción comercial porque «llegó el primero».
Detrás de todos los riesgos que conlleva apostar por la exportación -cuando no había un manual certero que te dijera ‘cómo hacerlo’- hay toda una serie de aciertos que el presidente de Freixenet compartirá en la mesa redonda el próximo 13 de mayo en FENAVIN, con el objetivo de que le sirva de experiencia a todas aquellas bodegas que empiezan a exportar sus vinos, porque él opina que aunque «el camino es este, la economía española tiene que adaptarse al marco real actual que es la globalización».
El mundo como mercado único
Bonet analizará el contexto económico actual en FENAVIN para trasladar la idea de pensar en acciones comerciales que conciban «el mundo como mercado, que está dividido localmente y cuyos mercados son distintos dentro de la globalización». Una realidad que ha potenciado la necesidad de internacionalizarse y «en segundo término, la necesidad de adaptarse a mercados locales, lo que propicia diferentes estrategias dentro de la global», afirma el presidente de Freixenet.
Una estrategia comercial que pasa por analizar la internacionalización de la marca, según Bonet. «La marca es universal pero las técnicas de distribución, canales y mercados son muy distintos, por lo que las publicidades deben ser diferentes según al mercado al que nos enfrentemos», aconseja el también presidente de la Cámara de Comercio de España. Una realidad que se palpa en cada mercado a consecuencia de la propia cultura vitivinícola, de usos y costumbres e incluso religiosa: todos los parámetros sociales deben ser medibles a la hora de planificar la salida al exterior.
No solo hay que salir al exterior: hay que invertir en él
Después de más de tres décadas exportando al exterior, José Luis Bonet ha observado, junto con toda su familia que se ha dedicado al negocio, que no era suficiente solo diseñar estrategias de mercado que posibilitaran una buena recepción de sus productos. Para el presidente de Freixenet, además de «salir», hay que «apostar por la inversión directa; la implantación en otros países tiene mucha importancia para mí porque apoya mucho la exportación», revela. Dentro de esa macroestructra global que concibe el mundo como un mercado único, no hay que olvidar los micromercados con sus peculiaridades que lo conforman, «hay que hacerse con las estructuras locales, el estar en todos los sitios ayuda mucho a la exportación del producto español», determina.
Después de todo el bagaje acumulado por estas bodegas, y después de servir de referencia para todas las que vinieron después, Bonet concluye que España «llegó tarde a esto», no solo por falta de visión sino por la existencia de barreras burocráticas que se superaron cuando se montó en los años 60 un departamento de comercio exterior con ese objetivo. «Ahora España tiene una plataforma exportadora, lo que ha ayudado a superar la crisis actual, y además, apunta al futuro», finaliza.