Yllana volvió a Tomelloso y, una vez más, llenó hasta la bandera el Teatro Municipal que colgó el cartel de “no hay billetes”. De la mano del circuito de Artes Escénicas de Castilla-La Mancha y el área de Cultura del Ayuntamiento, la compañía representó “Yllana 25” con el que celebran su primer cuarto de siglo sobre los escenarios.
Fueron dos horas en las que la compañía represento 26 de sus sketches más famosos en estos 26 años. La función comenzó con una serie de desternillantes gags a cuenta del corte de la cinta conmemorativa del 25 aniversario de Yllana, demostrando que las tijeras las carga el diablo.
Una vez cortada la cinta el público (entregado, partícipe, fan incondicional de la compañía) se reencontró con los mejores fragmentos de “¡Splash!”, “666”, “Brokers”, “Star Trip” o los pájaros bailarines de “Glup, Glup”. Fue una función, a nuestro juicio, apoteósica en la que pudimos ver lo mejor de la compañía. Su gamberrismo, sus gestos, sus onomatopeyas y, su humor. Estos tipos son capaces de reírse de todo el mundo, sin dejar títere sin cabeza, y hacer que el respetable se desencuaderne a fuerza de carcajadas.
El público tiene que ir preparado para asistir a una función de Yllana: va a ser parte de la misma. Puedes subir al escenario, que te pongan perdido de champán. Hubo momentos memorables como cuando hicieron que las primeras filas se refugiaran bajo un plástico o cuando los miembros de la tripulación de Star Trip exploraron el teatro y Tomelloso, con las imágenes en directo en la pantalla. La función del viernes fue un chute de Yllana.
Como apoteosis final de una noche memorable los espectadores, que —insistimos— rieron lo que no está escrito, al final del espectáculo practicaron el tiro al blanco sobre los actores con calcetines hechos bola que entregaron a la entrada. Menuda ovación se llevaron para completar la noche.
Un día en Broadway y el otro en El Bonillo
Para Fidel Fernández, uno de los fundadores de Yllana que actuó en Tomelloso, llevar 26 años con la compañía «es una experiencia muy grata, que les ha permitido recorrer todo el mundo. Algo que enriquece a un actor». Para Fernández «estar en Broadway y al día siguiente en el Bonillo es algo muy divertido».
Fidel Fernández atendió amablemente a este periódico antes de comenzar la función gracias al buen hacer de los servicios técnicos del Teatro Municipal de Tomelloso. «Nunca se sospecha» el alcance que puede tener un proyecto como el de Yllana cuando se inicia. «En un principio es ilusión, porque el teatro tiene que ser un fuego, pero poco a poco va cogiendo fuerza. Compramos el Teatro Alfil, la empresa crece… pero bueno, aquí estamos». Son empresarios, actores, directores, productores «lo que haga falta dentro de esta profesión» y, sobre todo mucha colaboración.
Tomelloso es nuestra segunda casa
Cuando empezaron había muy pocas compañías que se dedicasen al humor gestual, sobre todo en Cataluña, señalaba Fidel, aunque «ellos hacen pop y nosotros rock and roll». A pesar de lo que parezca, aún queda muchas cosas de las que Yllana no se ha reído pero, evidentemente «de lo que más nos reímos es de nosotros mismos y del ser humano». Ahora, decía, hay que tener cuidado con lo que te ríes porque «parece que la cárcel se va a llenar de cómicos». Al artista le parece un poco absurdo lo que está ocurriendo, «cuando hay asuntos más importantes y con más motivos para ir a la cárcel por un chiste más o menos desafortunado». Pero asevera que «la comedia es siempre para reflexionar, no para atacar».
El ser humano y como se comporta es la fuente de su inspiración, cualquier tema, por muy tabú que sea, religión maltrato, violencia «a partir de ahí, tienes que darle la vuelta para llegar a la comedia y que haya una reflexión. El mayor ejemplo es “666”, a lo mejor, por tratar el corredor de la muerte».
Para Yllana «es un placer venir a Tomelloso, ojo. Y esperamos seguir viniendo otros veinticinco años más. Es nuestra segunda casa».
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