Durante el pasado fin de semana, 22 y 23 de abril, la Casa de Medrano de Argamasilla de Alba acogió la lectura colectiva del Quijote, una actividad enmarcada dentro de los actos que anualmente viene celebrando la localidad con motivo del Día del Libro. Este año, en el que se celebra el cincuentenario del fallecimiento del articulista y académico, José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967), la localidad ha querido rendirle homenaje leyendo, el segundo día, La ruta de don Quijote.
Este año el honor de abrir y cerrar la lectura ha recaído en el concejal de Cultura, José Antonio Navarro, que agradeció la participación de los más de doscientos lectores que han intervenido en este homenaje a Cervantes, al Quijote y a Azorín, entre ellos numerosos vecinos a título individual, centros de educación primaria y secundaria, así como asociaciones, colectivos y representantes de todas las fuerzas políticas presentes en la Corporación Municipal.
Una de las obras más conocidas del académico fue escrita tras un viaje a La Mancha para seguir los pasos de don Quijote, por encargo del diario madrileño El Imparcial, con motivo del III Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote. Un viaje y quince crónicas que acabaron reunidas en el libro La ruta de Don Quijote.
Para profundizar en el conocimiento de esta obra, el Área de Cultura organizó una interesante, amena e ilustrativa conferencia impartida por Esther Bautista Naranjo (Universidad de Castilla-La Mancha) titulada: “Vida y milagros de Azorín por la tierra de don Quijote”. En ella, Bautista, partiendo de la crisis social y moral de 1898, provocada por la pérdida de las colonias de ultramar, apunta el nacimiento de un sentimiento patriótico, fruto del cual, escritores de esta generación manifestaron un gran interés por Castilla y sus dos mesetas.
Tras una breve introducción, Bautista profundizó en la que llamó “ruta de Azorín” porque, aun basada en la de don Quijote creada por Cervantes, los avatares del viaje, las personalidades que conoce, y en general, lo que él denomina como “siluetas”, hacen de este recorrido una amalgama de vivencias de la que nace su propia ruta, aunque en algunos momentos adquiere gran similitud con las vividas por el caballero de la triste figura.
Además, la ponente destacó que mucha parte de la “dignificación de Argamasilla de Alba como el lugar del Quijote”, viene, además de por el Quijote de Avellaneda, por las crónicas de Azorín. Localidad a la que el cronista llamó su “cuartel general”, y de la que dijo: “Argamasilla de Alba entero es un pueblo andante, aquí habría de nacer, por tanto, el mayor de los caballeros andantes”.
“Cervantes regaló a La Mancha la gallina de los huevos de oro (…) La ruta del Quijote de Azorín, sin ser la más rigurosa, es la más importante y decisiva crónica que manifiesta, ya a comienzos del siglo XX, el alcance de lo que puede ser considerado el gran milagro cervantino”, aseveró Bautista.