El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha reclamado a pies del embalse de Entrepeñas un «auténtico acuerdo de Estado» en España desde soluciones técnicas y políticas en materia de gestión del agua que no tenga en cuenta colores políticos porque cree que hay una «crisis estructural» en la gestión de este líquido elemento en España.
Así de contundente se ha mostrado el presidente de esta región en las inmediaciones de un embalse como es el de Entrepeñas, que se encuentra en unos niveles tan mínimos que «donde antes había peces ahora «hay ovejas pastando».
Para ello, el presidente de Castilla-La Mancha ha dicho que pretende tener una reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que pedirá próximamente, y precisamente este asunto es «un tema central».
Allí, en el término de Sacedón, el líder de Castilla-La Mancha, acompañado del presidente de los Municipios Ribereños y alcalde de Sacedón, Francisco Pérez Torrecilla, y de la consejera de Fomento, Agustina García, ha querido comprobar el «drama»» que a su juicio supone la actual situación de estos embalses y ha insistido en que el agua «no tiene que tener color, ni rojo, ni azul, ni morado, ni naranja», ha dicho.
Pero ha querido dejar claro que «no se trata de un drama ocasional porque estemos en una etapa excepcional de sequía», sino que lo que hay en España actualmente es un «problema con el agua» pero «ni quiero guerra, ni queremos compensaciones ridículas», ha señalado.
Así, ha criticado que sólo seamos conscientes de que existe un problema hídrico en el país «cuando no llueve» y que se tienda al olvido y desaparezca la preocupación cuando la situación mejora.
García-Page ha expresado a los presidentes de Murcia y Valencia que no cree «en la guerra del agua» porque «desde la España seca no queremos seguir guerreando con la España Seca», pero tampoco cree «en la paz del desierto», ha precisado.
Para el líder de Castilla-La Mancha es evidente que «hemos acabado con el agua, aquí y en buena parte de España» y piensa que ya que hay alternativas técnicas, hay que ponerse a trabajar en una alternativa política.
«Estamos padeciendo una decisión política de la dictadura que hoy no sería posible tomar en democracia», ha señalado el presidente después de insistir en que España cuenta hoy con alternativas eficaces que han sido útiles cuando «se ha roto el trasvase, que están siendo útiles ahora que no hay agua que trasvasar y que planteo también como ciudadano preocupado».
Aquí, el presidente se ha referido al uso de las desaladoras no sólo para cuando no llueve y ha puesto de manifiesto su colaboración para que el Gobierno de España termine haciendo una política del consumo y del coste del agua «si quieren, en tarifa plana, para llevarse casi regalada el agua del Tajo que no existe, no me importa que entre todos los españoles ayudemos al Levante abaratando los costes y que lo asuma el Gobierno», ha precisado.
Ha insistido en que, hay alternativas y soluciones técnicas que van a más a medio y largo plazo, y ha incidido en que si el fuera un ciudadano de Murcia, Alicante o Valencia «estaría muy preocupado» pensando que su futuro depende de un agua «que no existe ni va a existir más a medio y largo plazo».
Precisamente, ha hecho estas declaraciones en un momento en el que ya se sabe que pueblos del entorno de los embalses, donde pagan el agua más cara que 300 kilómetros más abajo –ha dicho–, hoy se tienen que estar abasteciendo con cisternas, y este es el caso de Chillarón. García-Page ha dicho también que la previsión en semanas y meses es «difícil», porque realmente es una «situación dramática» ha incidido.
MESA DE NEGOCIACIÓN
Ha incidido en la importancia de que se abra una mesa de negociación de los partidos y se ha ofrecido a reunirse «a la mayor brevedad» con los presidentes de Murcia y Valencia para establecer un mínimo acuerdo sobre el que cimentar otro a nivel nacional en un asunto en el que, a su juicio ha habido demasiados intereses electorales.
«Si el agua del Tajo, en vez de cobrarse al precio subvencionado del Estado, se cobrara a lo que vale, no le saldrían las cuentas al trasvase Tajo-Segura»; ha afirmado el presidente.
En todo caso, cree que algo está cambiando porque, si bien antes algunos políticos de Murcia «se reían» de las desaladoras, una vez que desde Europa les han llamado la atención, han cambiado y cree que se debe aprovechar esta situación de emergencia para hablar y «el acuerdo es posible».
Por su parte, el presidente de los Municipios Ribereños ha señalado que la situación actual de los embalses es «catastrófica» y ha aprovechado la visita del presidente de Castilla-La Mancha para pedirle el «apoyo» para la paralización del trasvase hasta que los embalses alcancen el 40 por ciento de su capacidad, unos 1.000 hectómetros cúbicos, volumen que consideraría suficiente para el desarrollo de estos pueblos.
También, que el Gobierno se ponga a trabajar en las soluciones de la cuenca del Levante y otras alternativas al abastecimiento y el riego en esta zona porque «el Tajo no puede más, está seco», y también que «de una vez por todas, el Gobierno central nos asegure que cuando abramos el grifo, vamos a tener agua».
Según Torrecilla, llevan tres años de retraso en las obras de abastecimiento a los Ribereños y piden ahora no tener que esperar más porque «abrimos el grifo en algunos municipios y no sale agua». Por último, ha demandado el plan de desarrollo que queda pendiente aún.