El belén navideño instalado en las Cortes de Castilla-La Mancha recrea este año el barrio de Toledo en el que se encuentra el convento de San Gil, sede del Parlamento Regional.
Elaborado por el Grupo Beleniza Amigos del Colegio Alfonso VI, el belén da protagonismo al convento de los Franciscanos Descalzos de San José, también conocido como Gilitos, edificio construido entre los siglos XVI y XVII.
Además, las figuras que se exponen han sido elaboradas con arcilla secada al horno y, posteriormente, pintadas a mano, según han informado las Cortes regionales en nota de prensa.
La instalación de la corte de Felipe II hizo que a Toledo llegaran nobles y órdenes religiosas que ocuparon la mayor parte de los edificios de la ciudad, hasta el punto de que el Cardenal Mendoza y el corregidor prohibieron la construcción de edificios religiosos intramuros.
No obstante, siempre había argucias para construir dentro de la ciudad a pesar de la prohibición, según cuenta el Grupo Beleniza Amigos del Colegio Alfonso VI de Toledo.
La Orden Religiosa de los Franciscanos Descalzos de San Gil fue fundada en 1209 por el Papa Inocencio III y ratificada por Honorio III. En sus orígenes de llamaban los Poverellos y su regla se basaba en la pobreza y la humildad.
Se instalaron inicialmente en viviendas de Antonio de Córdoba y Aragón, caballerizo de Felipe II, y de su esposa Policena Laso de Castilla en 1577. Estas viviendas estaban localizadas en la Huerta de San José, frente a la Huerta del Rey, y debido a las crecidas del arroyo Ragachuelo, muchos de los franciscanos murieron y otros enfermaron.
Este hecho activó la solicitud para construir un convento intramuros, dada la insalubridad del emplazamiento inicial. Así, en 1606, el rey Felipe III les autoriza a trasladarse intramuros, en la parroquia de San Miguel Alto.
Bajo el mecenazgo del caballerizo de Felipe II, de su esposa y de los clérigos Francisco y Juan de Herrera, comienzan las obras, dirigidas por el arquitecto mayor de la catedral, Juan Bautista Monegro. En 1618 se finaliza la construcción de la iglesia y en 1625 se cerca el monasterio.
A partir de 1836, con la desamortización de Mendizábal, el convento pasa a ser de propiedad municipal. Después, el convento de San Gil fue cárcel provincial, cuartel de la Guardia Civil y parque de bomberos.