Pablo Buendía acudió ayer jueves en la capital de España al especialista para conocer, de primera mano, el alcance definitivo de su lesión. Pues bien, tras someterse a una nueva resonancia, el panorama estaba claro y se confirmaron los peores presagios; rotura del ligamento cruzado, menisco interno y edema óseo de su pierna izquierda. Tiempo de recuperación, como mínimo, seis meses.
Ante esta noticia, Pablo Buendía se mostraba afectado y ha tomado las primeras decisiones. La primera de ellas es que no pasará por el quirófano, de momento, para someterse a una recuperación de fisioterapia y readaptación que le ayude a llevar a cabo la rutina de su vida diaria, e incluso, hacer algún tipo de deporte como trotar, jugar al pádel o algo menos intenso que el fútbol. En este sentido, el central del Atlético Tomelloso medita colgar las botas, pero tiene muy claro que quiere seguir ligado al fútbol.
“Por motivos personales y laborales no puedo afrontar la operación ahora mismo. Si no me impide hacer deporte normal ni nada para llevar a cabo mi rutina diaria, no pasaré por el quirófano, pero quizás, en un futuro, me tenga que operar”. “De todas maneras, iba a ser de baja hasta el final de temporada, por lo que he decido no pasar por el quirófano”, apuntaba Buendía. Cuestionado sobre si esta lesión puede suponer el final de su carrera, el largo central se mostraba algo dubitativo: “no sé si será un adiós definitivo al fútbol, pero sí a la temporada”.
Por otro lado, recordaba que “tengo contrato hasta el final de temporada, Darío me ha tendido la mano y quiero seguir vinculado al fútbol. Sobre todo, quiero aprender desde el banquillo”. Además, con el nivel I en su poder, el próximo objetivo de Pablo es sacarse el nivel II de entrenador de fútbol “para seguir vinculado al fútbol”.
Cabe recordar que Pablo Buendía caía lesionado en la jornada 2 ante el Almagro y que el pasado 28 de diciembre, cuando se disponía a regresar, volvió a recaer, aún más grave, de su lesión.
