Los alcaldes de los pequeños municipios de Cañada de Calatrava, Villar del Pozo y Ballesteros de Calatrava, que, entre todos juntos, apenas superan los 530 habitantes, han mostrado su tranquilidad respecto a la rave que se celebra en las inmediaciones del aeropuerto de Ciudad Real desde la noche del 31 de diciembre y que reúne a miles de personas.
Cristina Espadas, alcaldesa de Cañada de Calatrava, ha asegurado que en su pueblo, de apenas 100 habitantes, «se oye un poco la música, pero tampoco es algo que moleste demasiado».
La edil también ha destacado que «lo más notable» ha sido el incremento de la presencia de agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. «Tendríamos que tener una rave todos los días para sentirnos así de seguros», ha comentado la alcaldesa con un toque irónico.
Según ha explicado, en este pequeño municipio, sus vecinos se enteraron de la celebración de esta macrofiesta la misma noche del día 31, con la llegada masiva de coches, furgonetas y camiones, además de por las redes sociales una vez convocado el evento.
De su lado, el alcalde de Ballesteros de Calatrava, Juan Carlos Moraleda, ha señalado que, en su localidad, de algo más de 370 habitantes, el impacto de la rave ha sido mínimo.
«El día 31 vimos pasar muchas autocaravanas y vehículos en dirección al aeropuerto, pero aquí no ha habido problemas», ha explicado. Aunque algunos vecinos han podido escuchar el ruido de la música en determinados momentos, Moraleda ha subrayado que no está causando molestias.
MILES DE JÓVENES LLEGADOS DE DIFERENTES PUNTOS DE LA GEOGRAFÍA
La rave, que congrega a miles de jóvenes desde la noche del 31 de diciembre llegados de diferentes puntos del país y también del extranjero, cuenta con una importante presencia policial para prevenir situaciones de riesgo.
Pese al alto volumen de la música, los vecinos han indicado que apenas se percibe en las zonas habitadas debido a la distancia.
Los alcaldes confían en que la fiesta concluya en los próximos días sin alterar la rutina de sus pueblos.