Pocos años se han necesitado para que Bizum haya pasado de ser una herramienta desconocida a convertirse en algo cotidiano, ampliamente utilizado por el conjunto de la sociedad para todo tipo de pagos y envíos de dinero.
Es sumamente sencillo, con la aplicación móvil de Bizum, mandar dinero a un amigo para pagar la cena, dividir los gastos entre compañeros de piso e incluso abonar compras online; con esta herramienta no se requiere más que un par de clics en el teléfono móvil y ya estará el dinero en la cartera de quien se quiere. La rapidez es su mejor baza y carta de presentación, sin embargo, todavía, a día de hoy, presenta algunas dudas sobre su seguridad, límites y cuándo no es aconsejable utilizarlo.
La revolución de pagar en segundos
Es fácil de entender que la clave del éxito de Bizum está en la instantaneidad de las transferencias. Mientras que los traspasos bancarios tradicionales suelen tardar horas e incluso días, Bizum garantiza que el dinero llegue en pocos segundos. Se trata de una virtud causante de que forme parte de la rutina de millones de personas cada día, solo en España, más de 25 millones de usuarios lo emplean de forma habitual a diario, colocando esta aplicación a la cabeza de Europa en pagos móviles.
Como suele ocurrir con algunas herramientas tecnológicas, al entrar en contacto con la sociedad adquiere nuevos valores y funcionalidades, en el caso de Bizum, ha trascendido el simple hecho de compartir cantidades de dinero entre amigos y conocidos. En la actualidad, todo tipo de comercios, restaurantes, aplicaciones de reparto y hasta donaciones solidarias se gestionan con Bizum, incluso sectores como el digital lo han incorporado. De hecho, existe una guía de iGaming.com sobre Bizum como método de pago en casinos online, donde se explica cómo su velocidad y facilidad han calado en plataformas que buscan transacciones rápidas y sin complicaciones, como son las plataformas de apuestas y azar.
La popularidad ha hecho que muchos lo vean como una especie de “monedero digital”, aunque no lo sea en sentido estricto. Y es que detrás de cada operación sigue estando el banco de siempre, lo que refuerza su fiabilidad y permite que los usuarios lo adopten sin apenas desconfianza.
Seguridad y límites que conviene no perder de vista
Estar integrado en las aplicaciones bancarias le da una base sólida en cuanto a seguridad, puesto que se utilizan sistemas de encriptación, autenticación biométrica y claves de acceso para validar cada operación, habituales en este sector. Eso sí, hay un punto delicado, y es que el dinero enviado no se puede cancelar. Si escribes mal un número o confundes el destinatario, la transferencia se completará igual. Por eso se insiste tanto en revisar los datos antes de pulsar “aceptar”.
La rapidez, que es su gran ventaja, también puede ser un riesgo por este motivo. Muchos fraudes se apoyan en la urgencia. No son pocos los timos en plataformas de compraventa, falsas ofertas de empleo o supuestos pagos de reservas inexistentes. Una vez hecho el envío, no hay marcha atrás. La seguridad depende, en gran parte, de la precaución del usuario.
A todo esto, hay que sumar los límites que cada banco establece. En la mayoría de casos no se pueden enviar más de 500 euros por operación ni superar los 1.200 o 2.000 euros al mes. Es una barrera pensada para frenar fraudes y blanqueo de capitales, pero también marca la función real de Bizum que no se diseñó para grandes pagos, sino para operaciones frecuentes y de menor importe.
En compras en comercios los topes suelen ser algo más altos, pero en el día a día se mantiene el enfoque de pequeñas transacciones rápidas, que es donde el sistema funciona mejor.
El impacto del consumo digital en su expansión
Es difícil entender el éxito de Bizum sin mirar el auge del consumo digital. Hoy se paga con el móvil la música en streaming, suscripciones a series, trayectos en apps de movilidad y hasta juegos online. Esa familiaridad con lo digital ha hecho que encaje de manera natural y se expanda su uso rápidamente.
Según las estadísticas del entretenimiento online en España, el gasto en servicios digitales ha crecido de forma constante durante los últimos años. El hecho de contar con un método de pago que no exige introducir datos de tarjeta en cada compra ha impulsado todavía más esa tendencia. Para muchos negocios, ofrecer esta opción de plataforma de pago, es una obligación si quieren estar al nivel de lo que piden los consumidores.
Cuándo no conviene recurrir a Bizum
La comodidad puede hacernos olvidar que no todo se paga únicamente con este sistema de pago y que hay situaciones donde lo recomendable es optar por otras vías:
- Compras de alto valor: al no contar con protección al comprador, como sí ofrecen las tarjetas de crédito, no es la mejor opción cuando se trata de importes elevados o transacciones con desconocidos.
- Operaciones con personas sin confianza previa: si no se conoce al destinatario, conviene recurrir a métodos que permitan reclamar en caso de fraude.
- Pagos internacionales: Bizum solo funciona dentro de España, lo que limita su uso en un mundo donde cada vez hay más intercambios fuera del país.
En el fondo, es una herramienta fantástica siempre que se utilice para lo que está pensada. No sustituye a una cuenta bancaria, no sirve como plataforma internacional y no es un seguro frente a fraudes.
El auge del ocio digital ha demostrado lo útil que resulta tener un sistema de pagos rápidos, pero no hay que perder de vista la educación financiera. Conocer los límites, identificar posibles engaños y saber cuándo es mejor usar otros métodos es realmente importante para disfrutar de la comodidad de Bizum y no sufrir una mala experiencia.
