viernes, 5 diciembre, 2025

Los récords más extravagantes del mundo del poker

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El poker es una mezcla vibrante de estrategia, intuición, psicología… y, a veces, puro espectáculo. A lo largo de los años, este universo ha sido escenario de momentos tan curiosos como memorables. 

Y no todos los records tienen que ver con los botes más grandes que se pueden conseguir en el poker online o en el presencial. Desde construcciones imposibles con fichas hasta maratones de horas y horas de juego, hay historias que merecen contarse. Hoy queremos compartir contigo algunas de las más extravagantes. Prepárate para alucinar con lo que ha llegado a ocurrir en una simple mesa de poker.

La torre de fichas más alta jamás construida

Durante un descanso en pleno torneo de la WSOP 2019, un jugador llamado Rickety Stackman —y sí, su apodo no puede ser más acertado— decidió que no solo estaba allí para jugar cartas. Con una concentración casi zen, empezó a apilar fichas una encima de otra, una a una, con un objetivo claro: batir el récord de la torre más alta construida durante un torneo.

El resultado fue una estructura de 243 fichas, que superó los 80 centímetros de altura. Todo el mundo en la sala se fue acercando, entre risas, nervios y móviles en mano. Y aunque no había premio oficial, sí se llevó una ovación sincera… y miles de visualizaciones cuando el vídeo se hizo viral.

Desde entonces, otros lo han intentado, pero nadie ha conseguido superar la marca en un entorno oficial. Porque a veces, el poker también va de equilibrio, literal y figuradamente.

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El torneo más largo de la historia

Imagínate jugando sin parar durante dos días seguidos. Eso fue justo lo que ocurrió en Manila, en 2013, con el Iron Man Poker Challenge, que se ganó un lugar en el libro Guinness tras durar 48 horas, 55 minutos y 58 segundos.

Los participantes no solo pusieron a prueba su habilidad con las cartas, sino también su capacidad de mantenerse despiertos, lúcidos y con buen humor. Entre cafés interminables y cabezadas repentinas, las anécdotas no tardaron en surgir: desde jugadores que hablaban dormidos hasta otros que, pese al cansancio, seguían faroleando con una sonrisa.

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Este torneo rompió un récord, pero también dejó claro que la pasión por el poker puede llevarte mucho más lejos de lo que imaginabas… incluso si necesitas una siesta urgente al terminar.

El premio más grande entregado en una partida

Cuando hablamos de cifras astronómicas en el mundo del poker, es imposible no mencionar el torneo Big One for One Drop de 2012. Con una entrada de un millón de dólares, este evento reunió a jugadores profesionales, empresarios y filántropos, y terminó con Antonio Esfandiari ganando nada menos que 18,3 millones de dólares.

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Fue una victoria inolvidable, no solo por la cantidad, sino por el ambiente que se vivió en la sala. Antonio, emocionado, levantó el trofeo entre lágrimas, rodeado de aplausos y abrazos. El cheque parecía sacado de una película, y la historia dio la vuelta al mundo.

Además, parte de lo recaudado fue destinado a causas benéficas, lo que dio al evento un valor añadido: ganar una fortuna mientras se apoya una buena causa. ¿Se puede pedir más?

La mano más vista de todos los tiempos

En un programa de televisión llamado High Stakes Poker, se jugó una mano que ha sido vista por millones de personas en todo el mundo. Fue entre Tom Dwan y Barry Greenstein, dos auténticos titanes del poker, y lo que ocurrió esa noche quedó grabado en la memoria colectiva del mundillo.

Tom decidió lanzarse a un farol arriesgadísimo con un proyecto de escalera, mientras Barry tenía nada menos que un par de ases. La tensión fue tal que se podía cortar con cuchillo. Cada movimiento, cada mirada, cada ficha que iba al centro de la mesa… todo sumó a una escena que parecía de guion.

Hoy en día, esa jugada acumula más de 15 millones de visualizaciones y sigue siendo analizada en clases, foros y vídeos de estrategia. Porque sí, a veces una sola mano puede enseñarnos más que un torneo entero.

El jugador más joven (y el más veterano) en ganar un brazalete WSOP

Ganar un brazalete de la World Series of Poker es uno de los sueños más grandes para cualquier jugador. Y si hablamos de récords curiosos, hay dos que destacan por encima del resto: el del más joven y el del más veterano en conseguirlo.

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Steve Billirakis se llevó su primer brazalete con solo 21 años, en 2007. Lo hizo con una templanza que descolocó a más de un veterano. Su serenidad y visión de juego demostraron que la edad, en el poker, es solo un número.

Y en el otro extremo tenemos a Johnny Moss, toda una leyenda, que ganó uno de sus brazaletes con más de 80 años. Un ejemplo perfecto de cómo la experiencia, la paciencia y la lectura del rival pueden marcar la diferencia… sin importar las arrugas.

QUIXOTEUS

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