En diciembre de 1984, Teresa Pelayo, o «Tere», como la llaman sus clientes y amigos, inauguró una pequeña mercería en Tomelloso, impulsada por su pasión por los hilos, botones y encajes, y con el apoyo de su familia. Hoy, casi cuatro décadas después, la mercería ‘Tere Pelayo’ celebra su 40 aniversario, habiéndose consolidado como un lugar de referencia en Tomelloso.
Tere, quien se inspiró en los negocios de sus tíos para abrir el suyo propio en una época en la que pocas mujeres emprendían, recuerda el inicio como un sueño hecho realidad. «Siempre había querido tener mi propia tienda, un lugar donde no solo se vendiera, sino donde la gente se sintiera en casa».
Su hija Belén se incorporó la mercería poco después, aportando ideas frescas y expandiendo la oferta con una sección de lencería y corsetería, que ha llegado a convertirse en uno de los pilares del negocio. «Aquí no solo vendemos productos, sino que ofrecemos algo especial, ya sea un bikini o una prenda íntima que haga sentir bien a quien la lleva», destaca Belén. A lo largo de estos años, madre e hija han sabido adaptarse a los cambios en el mercado, sin perder el trato cercano y familiar que distingue a su tienda.
A pesar de la competencia de los grandes almacenes y el auge del comercio online, ‘Tere Pelayo’ ha resistido gracias a su atención personalizada y a la calidad de sus productos, elementos que su clientela valora profundamente. «En internet puedes ver muchas cosas, pero aquí puedes tocarlas, probarlas y encontrar justo lo que necesitas», explica Belén, recordando cómo este trato es irremplazable.
Para conmemorar estas cuatro décadas, Belén han organizado una celebración en la que no faltarán los amigos y clientes de toda la vida. Con un photocall y todo, planean agradecer a quienes han sido parte de esta historia. «Es un homenaje a nuestra historia, a todos los que han pasado por aquí y a quienes valoran el esfuerzo y el cariño que ponemos cada día».
Así, la mercería ‘Tere Pelayo’ se ha convertido en mucho más que un negocio: es un emblema de la perseverancia y amor por el oficio, un pedazo de historia que sigue vivo en el centro de Tomelloso, recordando a todos la importancia del pequeño comercio y del contacto humano.
