Este miércoles, 21 de febrero, la capital madrileña se convertía en la sede de una manifestación histórica protagonizada por los agricultores de España. Según las organizaciones agrarias, hasta 13.000 personas se reunieron para reivindicar mejoras en el sector, aunque la Delegación del Gobierno reducía esta cifra a un máximo de 4.000.
Félix Díaz es uno de los agricultores de Tomelloso que vivió de cerca esta intensa jornada de retenciones de tráfico, tensión, bocinas de tractor y presiones. Nada más comenzar la mañana, Díaz cuenta cómo experimentaron los primeros bloqueos, puesto que los tractores estaban acordonados por antidisturbios, Policía Nacional y Guardia Civil.
Esto provocó que la hora inicial prevista para la manifestación se retrasara, generando un ambiente de tensión que llevó a los tractores a intentar romper el recorrido que estaba programado. Entraban entonces en escena los antidisturbios y los altercados, con algunos agricultores golpeados (incluyendo uno de Tomelloso), aunque con heridas leves.
Este no fue el único momento en el que actuaron los antidisturbios, ya que volvieron a aparecer en varias ocasiones a lo largo de la jornada. Todo ello, en un día de protestas que se vivió con mucha fuerza al estar arropados por los tractores. Eso sí, algunos de ellos no pudieron acceder a Madrid después de haber hecho incluso 5 horas de trayecto, por lo que en las zonas donde quedaron aislados se volvieron a vivir momentos de tensión con los antidisturbios.
Algunos de los agricultores tomelloseros presentes aseguran que vieron cómo algunos manifestantes recibieron golpes por parte de la policía, incluso sin distinguir si eran hombres, mujeres o personas más mayores. En ocasiones, también observaron a personas acorraladas contra el suelo sin demasiada justificación.
Díaz asegura que ellos estaban dispuestos a colaborar y a cumplir con el horario autorizado (entre las 10:30 y las 14:00 horas), pero los retrasos constantes impidieron esta puntualidad. A esto se sumó el gran despliegue policial que les acompañaba, con una cantidad “desmesurada” de agentes y, bajo el prisma del agricultor, “muy mal dirigida”.
Aunque en la manifestación también había representación sindical, un grupo de agricultores de Tomelloso se unió a la marcha al margen de los mimos. Entre ellos se vivió el miedo de que se formase un ‘piquete’ y que les acusasen de ser agitadores, cuando la intención era mantener el espíritu pacífico.
“La sensación que yo tuve era de intentar enfrentarnos”, ha expresado Díaz, especialmente tras la tensión vivida por los tractores a los que les bloquearon el acceso. Mientras, tanto el grupo de agricultores de Tomelloso como el del resto del país fueron arropados por el apoyo de la gente de Madrid, quienes hicieron acto de presencia en el desfile, por las calles y desde los balcones, reivindicando al campo como “el gran olvidado de la sociedad”.
Precisamente en esta línea, los agricultores de Tomelloso reclaman que durante muchos años han tenido que conformarse con “parches” para el sector, pero no han visto medidas que realmente palíen sus problemas. Sin embargo, manifestaciones como la de este miércoles, donde ha habido una unión tan presente, no suelen verse con frecuencia. Por ello lo consideran un auténtico éxito.
Los agricultores de España ya van por su tercera semana de protestas por todo el territorio nacional y, de momento, no tienen intención de parar hasta que se escuchen sus reivindicaciones. Aunque no es la primera vez que el sector llena las calles de tractores a modo de protesta, en esta ocasión han unido sus fuerzas para ser constantes. Todo ello, de la mano de un gran apoyo social y con una coordinación incluso ajena a la organización de los sindicatos.