Hoy, 11 de diciembre, Sor Josefina García Algaba, nacida en Tomelloso, ha sido enterrada en el cementerio de San Isidro en Madrid, tras una vida dedicada al servicio a los demás. Con 94 años de edad y 77 años de vocación religiosa en la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, su legado humanitario y espiritual deja una profunda huella, especialmente en la Clínica La Milagrosa de Madrid, donde desempeñó su labor durante los últimos 50 años.
Sor Josefina mantuvo un estrecho vínculo con Tomelloso, su localidad natal, al cuidar con especial dedicación a los numerosos tomelloseros y tomelloseras que recibieron atención médica en La Milagrosa. “Siempre procuraba que todos se sintieran como en casa, atendiendo tanto a sus necesidades médicas como a su bienestar emocional”, recordaron familiares y amigos cercanos.
Reconocimiento a una vida ejemplar
El 19 de abril de 2009, su trayectoria fue reconocida con la Mención Especial a Tomellosera del Año, un galardón otorgado por la Peña de Tomelloso en Madrid. Durante el acto, celebrado en el Restaurante Orfeo de la capital, Doña Olga Alberca Pedroche, entonces presidenta de la peña, destacó el compromiso y la entrega de Sor Josefina, describiéndola como un “ejemplo de vida dedicada al prójimo”.
El evento contó con la presencia del alcalde de Tomelloso en aquel momento, Don Carlos Manuel Cotillas, y los concejales Mª Teresa Novillo e Isidoro Torres. También fueron homenajeados en esa ocasión la Empresa Cárnicos Madrigal, la Peña Los Canuthi y Fernando Villena Cañas, consolidando la jornada como un reconocimiento a la excelencia y los valores humanitarios.
Misa en su memoria
Para honrar su memoria, se celebrará una misa el próximo 9 de enero de 2025 en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Tomelloso a las 19:30 horas, coincidiendo con el primer mes de su fallecimiento. Será una oportunidad para que la comunidad local recuerde y agradezca la vida de una mujer que dedicó cada día a los demás con humildad y amor incondicional.
Sor Josefina García Algaba deja tras de sí un legado imborrable de servicio, fe y humanidad, siendo un ejemplo para todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.