Antonio Arribas, conocido tomellosero, ha recorrido el Camino de Santiago en más de 17 ocasiones. Desde su jubilación, ha intensificado su actividad de caminar y viajar, y sobre todo, ser hospitalero ayudando a otros peregrinos a lo largo de esta histórica ruta.
El Camino
La historia de Antonio con el Camino de Santiago comenzó de manera inesperada hace 35 años. Un amigo le pidió que lo acompañara, y aunque no estaba previsto, se unió a la travesía durante la Semana Santa. «Me di cuenta de que el camino me había enganchado, era algo mágico», recuerda Antonio. Desde entonces, ha sido testigo de la transformación de la ruta, que pasó de ser un sendero romántico desconocido por muchos, a convertirse en una vía económica vital para numerosos pueblos. «Aunque el camino ha perdido algo de su romanticismo original, cada peregrino encuentra su propio sentido y se engancha de una forma u otra», comenta.
Hospitalero
Además de su pasión por caminar, Antonio ha sido hospitalero voluntario durante los últimos 25 años. «Ser hospitalero es más que ofrecer alojamiento y comida; es proporcionar apoyo emocional, dar un abrazo y un buenos días», explica. Para él, esta labor es una forma de devolver al camino lo que este le ha dado. Ha ayudado a numerosos peregrinos, ofreciéndoles un lugar donde descansar y compartir experiencias, creando un ambiente acogedor en cada albergue.
Preparación del Camino de Santiago
Antonio también comparte su sabiduría sobre cómo prepararse para el Camino de Santiago. Aconseja llevar una mochila no muy grande, buenas zapatillas ya estrenadas y el equipo básico: «Dos camisetas, un pantalón corto, un par de mudas y una prenda de abrigo ligera». Aunque no le gusta la idea del transporte de mochilas entre etapas, algo que, en su opinión, «le quita mucho encanto al camino», reconoce que cada peregrino debe encontrar su propio ritmo y comodidad.
Su experiencia como tiraboleiro
Una de las experiencias más destacadas de Antonio fue cuando tuvo el honor de volar el botafumeiro en la Catedral de Santiago. «El año pasado, mientras hacía voluntariado en la oficina del peregrino, me invitaron a participar», cuenta emocionado. «Me dijeron que era la primera persona de Tomelloso en hacerlo. Es una sensación indescriptible, una mezcla de emoción y espiritualidad que se siente al alzar el botafumeiro y verlo casi tocar el techo de la catedral. Es algo que recordaré para siempre.»
Así, Antonio Arribas continúa viviendo y compartiendo su pasión por el Camino de Santiago, inspirando a otros con sus historias y su dedicación. Su mensaje final para todos es claro: «El camino es una experiencia que os marcará para siempre. ¡Buen camino y nos vemos en Santiago!»
