Estos días podemos asistir al bello y efímero espectáculo visual que nos ofrece la floración de los prunus rojos. Estos grandes arbustos, emparentados con los cerezos, ciruelos y almendros, con originarios de Asia, y también son conocidos con otros nombres, según la variedad: ciruelo japones, cerezo rojo, o prunus negro.
Los prunus rojos son pequeños arboles de jardín, muy apreciados por el bello color granate de sus hojas, y sus abundantes flores al final del invierno, estas flores pueden ser blancas, aunque ligeramente rosadas o violáceas, y florecen a las pocas semanas de la floración de nuestros amados almendros.
En nuestra ciudad hay plantados bastantes de estos árboles ornamentales, podemos encontralos en la calle Don Victor Peñasco, en el Paseo de Ramón Ugena, en la Glorieta de Maria Cristina, y sobre todo en la Avenida de Niort, la cual está poblada de ellos exclusivamente, creando estos días un colorido espectáculo cromático.
Lamentablemente este espectáculo es muy efímero, y dentro de pocos días se habrán caido todos los pétalos, para empezar a producir unos pequeños frutos, parecidos a las “picotas”, al mismo tiempo, las hojas rojas de los mismos comenzarán a salir y a cubrir esos frutos. Este pasado fin de semana de clima desapacible y ventoso, y con la nieve del sábado noche, el proceso de desfloración ha acelerado, pero aún podemos disfrutar de ese espectáculo.
Según los científicos botánicos, la causa del color rojizo-negro de estas hojas es una mutación de la función de la clorofila, que no afecta al proceso de fotosíntesis de los mismos.