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viernes, 8 noviembre
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Este finde vuelve el cambio de hora otoñal: una costumbre viva «gracias al mito del ahorro energético»

Los españoles deberán retrasar sus relojes una hora durante la madrugada del sábado 26 al domingo 27 de octubre

Los españoles deberán retrasar sus relojes una hora durante la madrugada del sábado 26 al domingo 27 de octubre por la entrada en vigor del horario de invierno, costumbre que sigue viva «gracias al mito del ahorro energético», según explica la codirectora de Time-Use Initiative, Ariadna Güell.

Al igual que en años anteriores, el último fin de semana de octubre forzará a cambiar la hora y a las 03:00 del domingo serán las 02:00, con lo que a partir de entonces amanecerá más pronto pero también habrá menos luz solar por la tarde, ya que anochecerá antes.

El cambio de hora reaviva dos veces al año -cuando se adelanta al entrar en vigor el horario de verano y cuando se retrasa al comenzar el de invierno- un debate sobre si es realmente necesario, que se intensificó hace unos días cuando más de 200 organizaciones firmaron la Declaración de Barcelona sobre Políticas del Tiempo para abolirlo definitivamente.

Una práctica «desfasada»

Güell califica esta costumbre de «práctica desfasada que sigue viva gracias al mito del ahorro energético, cuando los estudios más recientes nos dicen que ese ahorro no es tal, que no hay diferencia, apenas un poco de consumo adicional al cambiar la hora». Sin embargo, la medida trae «efectos negativos para la salud y la economía».

La costumbre «nos parece como de toda la vida», pero en realidad, recuerda, «se ha ido experimentando» con ella a lo largo del tiempo. De hecho, la actual normativa surge de 1940 cuando, recién terminada la última guerra civil española y con los ejércitos alemanes cosechando éxitos en la Segunda Guerra Mundial, «la dictadura franquista decidió alinear nuestro horario con el de Alemania».

Y ello, «a pesar de que el horario de invierno se adapta mejor al horario geográfico nacional que el de verano» porque «nuestra hora geográfica, aquella en la que las 12 del mediodía es el momento en que el sol está más alto en el cielo», en realidad es la misma que la del Reino Unido, Portugal o Canarias.

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Esto implica que durante el horario de verano, «España registra un desfase de 2 horas con respecto a su huso horario geográfico», que es especialmente destacable en Galicia, la comunidad autónoma más occidental de la península, donde «durante la estación estival, el sol no se va hasta las 11 de la noche».

¿Terminará en 2026?

Además, Güell ha señalado que el cambio de hora tiene «efectos negativos a corto y largo plazo» para la salud, ya que «acabamos desincronizados entre nuestra hora del reloj y la hora del sol» y eso, asegura, incrementa la posibilidad de padecer trastornos del sueño, un factor de riesgo para enfermedades graves como diabetes, dolencias cardíacas e incluso algunos tipos de cáncer.

«Ahora mismo el 60 % de los países del mundo no tienen cambio de hora», una cuestión que refuerza la reivindicación, ante las autoridades de la UE, para que finalice también esta costumbre en los países europeos.

De hecho, una encuesta de 2019 reflejó que el 90 % de los europeos se mostraba de acuerdo con la posible abolición, por lo que, ese mismo año, el Europarlamento y la Comisión Europea elaboraron un proyecto al respecto que, finalmente, quedó paralizado por la pandemia.

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 «Ahora el nuevo Parlamento Europeo que ha salido de las elecciones tendrá que reiniciar este proceso», afirma Güell, que ve «factible» una abolición del cambio de hora en España para 2026, «en caso de que la Unión Europea dé luz verde».

Llegado el caso, el Gobierno deberá plantear qué horario determinar como fijo, el de verano o el de invierno, si bien según el barómetro publicado por el CIS en noviembre de 2023 el 66 % de los españoles preferiría mantener el horario de verano.

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