Unión de Uniones ha reclamado este martes la celebración de las elecciones agrarias para «medir fuerzas» con las otras organizaciones profesionales agrarias (OPAs), pues consideran que Asaja, COAG y UPA «se han dormido en los laureles» y han perdido su capacidad representativa en la defensa de la agricultura y la ganadería, ya que «comen de la mano de la administración».
«No le estamos pidiendo al señor Page una amnistía. Le estamos pidiendo simplemente democracia», ha reclamado el portavoz Anastasio Yébenes, que ha atendido a los medios a las puertas de la Consejería de Desarrollo, donde este martes ha arrancado una nueva jornada de protesta, que llenará de nuevo la capital regional de reivindicaciones agrarias.
«Esas elecciones ponen en el mapa quién es el que tiene representatividad y quién no y a quién recibe el consejero de Agricultura y con quién se negocia», ha defendido Yébenes, que ha criticado que en Castilla-La Mancha desaparecieran las cámaras agrarias y dejaran de celebrarse estas elecciones con la llegada de la democracia. «Se quería romper con el pasado», ha ironizado.
«La paradoja es que, en tiempos de dictadura, se podía elegir a nuestros representantes en la agricultura. Y ahora, en tiempos de democracia, no podemos», se ha quejado el representante de Unión de Uniones, que ha asegurado que el presidente regional, Emiliano García-Page, «tiene miedo» a que dichos comicios se celebren, porque si los hay «se van a medir las fuerzas y su querida UPA, que es UGT, se puede quedar fuera de las mesas de representación».
Preguntado por quién formaría ese censo para poder participar en esas elecciones, Anastasio Yébenes, ha indicado que los electores serían los 20.000 propietarios, que conforman las explotaciones familiares agrarias en al región y que perciben el 50 % de sus ingresos de la agricultura.
Dicho esto, ha explicado que el Gobierno del PP aprobó en 2014 la Ley de Representatividad Agraria, cuyo reglamento, que aún no se ha desarrollo «porque no le ha interesado a los siguientes gobiernos», es el que debe regular cómo, cuándo y quién puede votar, y han de adoptar las comunidades autónomas.
«AQUÍ HOY VA A VER MUCHAS LIEBRES»
De igual modo, el también integrante de la Comisión Ejecutiva Estatal de Unión de Uniones ha replicado al presidente regional, que la pasada semana se refirió a los de su organización como «alguna liebre suelta, que quieren acabar con Asaja, con COAG o con UPA», que son los interlocutores habituales, para «montar su propio chiringo».
«A Asaja, UPA y COAG los únicos que les están desplazando son ellos mismos, que se alejaron hace mucho tiempo de lo que es la labor sindical que tienen que realizar de defensa de la agricultura y la ganadería», ha criticado Yébenes, que ha indicado que ellos, lejos de querer «algún chiringuito», reclaman que estas organizaciones «desarrollen su función».
«Los sindicatos tienen que vivir solo de las cuotas de los afiliados y de lo que genere el propio sindicato, porque en el momento que comen de la mano de la Administración se acaba la labor que tienen que hacer, que es defender de verdad la agricultura y la ganadería. Y aquí en Castilla-La Mancha hay muchísimas cosas que defender».
«Aquí el único chiringo que hay es el que tiene creado el señor Page y su Gobierno, con los que se llaman los defensores de la agricultura, que son los sindicatos de clase, que en los últimos ocho años, en el último periodo de PDR, se han llevado 9 millones de euros de subvenciones», ha denunciado.
«NUESTROS ABUELOS VIVÍAN MEJOR»
En otro orden de cosas, ha arremetido contra las «pequeñas migajas» que el Ejecutivo regional destina a los jóvenes que deciden incorporarse al campo, que «reciben 27.000 euros frente a los 100.000 euros que dan en Castilla y León».
«Cada vez hay menos relevo generacional. Los jóvenes no quieren porque están viendo cómo sufrimos los padres. Nuestros abuelos, con la mitad de explotación, vivían y podían invertir en la agricultura. Ahora estamos aguantando con tractores de segunda mano, sin poder renovar maquinarias, porque esto cada vez es menos rentable», ha señalado.
De ahí que haya incidido en cargar contra «el malgasto público del dinero que viene de la PAC». «Realmente nosotros cuando hacemos la PAC solo cobramos el 75 % del total. Hay otro 25 % que se llama Planes de Desarrollo Rural, que se está desviando a sitios donde no se debería gastar, sitios que se deberían financiar con dinero de los presupuestos generales, como la empresa pública Geacam».
REIVINDICACIONES
Al margen de reclamar «democracia» y la supresión de «las subvenciones a dedo a las organizaciones agrarias», Unión de Uniones pide que los daños de la fauna se indemnicen, paralizar las zonas ZEPA, dotar de presupuestos a una política «real» de regadíos, e «investigar las posibles alteraciones del clima».
Simplificar y eliminar los ecorregímenes de la PAC, anular el cuaderno digital y un mayor control del gasto total del PDR, son otras de sus peticiones.
DÍA DE PROTESTAS
«Aquí estamos hoy muchas liebres, señor Page», ha advertido el portavoz de Unión de Uniones al inicio de la tractorada que llenará Toledo de muchos profesionales del campo procedentes del resto de la región.
Tras el arranque en las puerta desde la Consejería de Desarrollo Sostenible, los tractoristas, estiman unos 200, se han desplazado hasta el barrio de Santa Teresa, donde se han unido con los manifestantes que, llegados en autobuses de otras provincias, subirán a pie hasta la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y terminar en el Palacio de Fuensalida, sede del Gobierno regional.
A preguntas de los medios, Anastasio Yébenes ha asegurado que «la mayor parte de la gente», pese a verse afectada en su día a día por las continúas protestas, les apoya, «afectados por un problema de consumo».
«La gente está viendo que traen fresas contaminadas con hepatitis, están viendo que vienen productos contaminados desde otros países, que está viendo que está perdiendo la soberanía alimentaria y al final es una cosa que afecta a todos, no solo a los productores», ha añadido el portavoz de Unión de Uniones, que ha celebrado la acogida que tuvieron el pasado 21 de febrero en Madrid.
«Fue apoteósico, fue grandioso y fue muy emocionante. A la gente que fue con el tractor les aplaudían como a las legiones romanas cuando entraban después de conquistar algo».