El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, ha pasado de tener 22 hectáreas inundadas, lo que supone un 1,3 % del total inundable, en el pasado mes de noviembre, a 202 hectáreas, el 11,6 %, gracias a la aportación de agua que están recibiendo tras la puesta en marcha de los pozos de sequía el pasado mes de diciembre.
Así se desprende de los datos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) en su último informe mensual de seguimiento de indicadores y escenarios de sequía y escasez consultado este martes.
En este informe se recoge que tras la activación de los pozos de emergencia, la superficie inundada en las Tablas de Daimiel, a día 1 de febrero, es de 202 hectáreas, como consecuencia de la puesta en marcha de los pozos de emergencia con el fin de mitigar la afección al parque nacional que provoca la reducción de los aportes naturales que debería recibir este espacio protegido del conocido como Acuífero 23, declarado como sobreexplotado de forma provisional en 1987 y de forma definitiva en 1994.
Los derechos de extracción, que doblan y hasta triplican en algunos casos la capacidad de regeneración del agua subterránea por el ciclo natural, mantienen en un estado crítico este importante humedal del centro peninsular, que en los últimos años se sustenta mediante las extracciones de agua de los pozos de sequía, de los que se pueden verter en el parque nacional un total de 10 hm3 al año, más 2 hm3 adicionales de las concesiones propias con las que cuenta.
Estos sondeos se han activado ya en varias ocasiones desde el año 2020, la última en el mes de diciembre de 2023, con el fin de mantener encharcada de forma artificial una parte del parque, para evitar así que la turba bajo el suelo entre en combustión, como ocurrió en 2009, o que los ecosistemas desaparezcan por completo en los periodos más secos.
La situación de Las Tablas de Daimiel queda muy lejos de la situación ideal que debería tener a lo largo de todo el año el parque, y que según ha comentado el presidente del patronato rector, Esteban Esquinas, y así se describe en el Plan Rector del Parque Nacional, contempla un objetivo mínimo de inundación de 1.400 hectáreas inundadas a comienzos de primavera y 600 hectáreas a finales de verano.
Cifras que quedan muy lejanas, si se tiene en cuenta que a escasamente un mes de la llegada de la primavera el parque nacional se encuentra muy lejos de alcanzar las 1.400 hectáreas inundadas que recoge su Plan Rector.
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, que el pasado 28 de junio cumplió el cincuenta aniversario desde su declaración, está considerado como uno de los humedales más amenazados de Europa.
El humedal estuvo formado por tablas fluviales generadas por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana en un área de escasa pendiente, en la que se producía una importante descarga del extenso acuífero situado en la zona occidental de la Llanura manchega, conocido popularmente como el Acuífero 23.
Al encharcamiento contribuía la escorrentía superficial de los ríos Gigüela y Azuer, de carácter irregular, pero la mayor parte del caudal y la permanencia del encharcamiento se debía a las surgencias situadas en las proximidades del Parque Nacional, conocidas como Ojos del Guadiana.
La sobreexplotación de las aguas subterráneas por el regadío mantiene en la actualidad transformado drásticamente este espacio protegido.