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martes, 17 diciembre
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Don Víctor Peñasco, el Titanic y las leyendas

Fue un nieto del marido de Doña Crisanta Moreno quien falleció en el naufragio del famoso transatlántico

Hay demasiadas leyendas en torno a Don Víctor Peñasco, a cuyo nombre está dedicada una de las calles más importantes de Tomelloso. Durante muchos años, una confusión se convirtió en leyenda, la cual decía que el matrimonio había fallecido en el “Titanic”. La historia de la saga familiar de los Peñasco podría llevarse a la literatura o al cine.

Víctor Peñasco y Otero nació en Madrid en 1820, y aunque sus progenitores eran pudientes, se dedicó al comercio con ultramar e hizo una gran fortuna. Su poderío económico le permitió ser, en aquellos años, concejal del Ayuntamiento de Madrid, Comendador de la Orden de Isabel la Católica, e incluso fue amigo íntimo del general Prim, lo que lo convierte en una persona muy importante en aquella época. Víctor Peñasco falleció en Madrid el 2 de octubre de 1891.

Don Víctor Peñasco, el Titanic y las leyendas
Víctor Peñasco y Castellana

Es a este importante personaje del convulso siglo XIX a quien el Ayuntamiento de Tomelloso honró poniendo su nombre a una de sus calles más importantes, unos meses después de su fallecimiento, concretamente el 5 de junio de 1892. Esa nomenclatura ha permanecido inamovible desde entonces. Pero Víctor Peñasco jamás visitó Tomelloso, ni tuvo ninguna vinculación con esta ciudad, y no la habría tenido de no haber enviudado y haberse casado en segundas nupcias con una hija de Tomelloso: Crisanta Moreno.

Crisanta Moreno nació en Tomelloso el 28 de octubre de 1831, era hija de Patricio y Gregoria, y la quinta de 12 hermanos. Aunque en casa de los Moreno no se pasaba hambre, una familia humilde con tantos hijos en aquellos años lo tenía muy difícil para sacarlos adelante. Así que Crisanta, a los 14 años, como muchas muchachas de entonces, se marchó a Madrid a trabajar en casa de Don Sergio Navarro, un notable propietario, también natural de Tomelloso. Después de 19 años “sirviendo” en casa de Sergio Navarro, Crisanta conoció a Antonio Pardo y Borja, y en 1865 contrajo matrimonio con él. Antonio era viudo y propietario de varios negocios, por lo que Crisanta ascendió en su escala social, pero tan solo 15 meses después de su boda enviudó estando embarazada, y dio a luz un mes después de la muerte de su marido. Lamentablemente, su hijo falleció dos años después, algo muy común en esa época.

Introducida en la alta sociedad, Crisanta, ya viuda y en buena posición económica, conoció poco después a Víctor Peñasco y Otero, que también había enviudado de su primera esposa, y el 10 de julio de 1869 ambos contrajeron matrimonio en segundas nupcias. El nuevo esposo de nuestra paisana tenía un único hijo de su anterior matrimonio, llamado Hilario Peñasco, que entonces contaba con 12 años de edad. La pareja residió en Madrid en la calle Hortaleza, y aunque Crisanta sólo regresó a Tomelloso en contadas ocasiones, nunca olvidó su cuna, y con su fortuna quiso beneficiar a Tomelloso, subvencionando la compra del solar y la posterior construcción del hospital-asilo, hecho que encargó a un sobrino carnal suyo. Además, Doña Crisanta, como era conocida en Tomelloso, también dotó al asilo de todo lo necesario para comenzar su funcionamiento, subvencionó la línea telefónica y la glorieta María Cristina. Incluso llegó a comprar un solar donde hoy está la biblioteca municipal, y se construyó una casa que nunca llegó a habitar. Murió en Madrid en el año 1902.

Don Víctor Peñasco, el Titanic y las leyendas
Doña Crisanta Moreno

El matrimonio Víctor Peñasco y Crisanta Moreno no tuvo descendencia, y Crisanta crió a Hilario como si fuera su hijo. Hilario Peñasco, ya introducido en la alta sociedad madrileña, conoció a Purificación Castellana, hija de un médico que ejerció en Valdepeñas, y contrajeron matrimonio en 1884. Tuvieron tres hijos, a uno de ellos le llamaron Víctor, como su abuelo paterno, el cual vivió de forma despreocupada, como un “dandy” de la época. En 1910, Víctor Peñasco Castellana, nieto de Víctor Peñasco y Otero, conoció a una señorita de la alta sociedad madrileña, llamada María Josefa Pérez de Soto, y a finales de 1911 se casaron, emprendiendo una eterna luna de miel, la cual quisieron culminar en el viaje inaugural del transatlántico “Titanic”. El final de la pareja parece sacado de la famosa película de James Cameron. Cuando ocurrió la catástrofe, Víctor consiguió acomodar a su esposa y a la criada de esta en un bote salvavidas, despidiéndose de ella con estas palabras: “Pepita, que seas muy feliz”.

Así acabó la leyenda de Víctor Peñasco Castellana, nieto de Víctor Peñasco y Otero, a quien Tomelloso dedicó una de sus principales calles. Ninguno de los dos pisó jamás Tomelloso, pero gracias a Doña Crisanta Moreno, natural de Tomelloso y benefactora de la ciudad, se creó una leyenda que mezcló realidad con ficción, por una simple cuestión de nombres y parentesco.

Don Víctor Peñasco, el Titanic y las leyendas
Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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1 COMENTARIO

  1. El joven Víctor Peñasco vivió la vida despreocupada de un dandy en la alta sociedad madrileña. Su abuelo y su padre fueron hombres distinguidos y de grandes logros. Al apuesto joven sólo se le recuerda por su romántica muerte.

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