Esta semana, La Posada de los Portales de Tomelloso recibe a la artista plástica María Paz Ropero, que se presenta por primera vez en solitario con una producción enorme fruto de su inagotable energía creativa. Casi cien acuarelas cubren los muros y las cristaleras del recinto en un orden temático y es así como se sumerge el espectador en amaneceres y atardeceres donde la luz es el lenguaje común y con ella se siente, se deleita con una paz que subyace en la artista más que en paisaje.
Otra serie relata su amor por la tierra, La Mancha, con molinos que hablan desde dentro y mujeres ancianas, abuelas de sus propias raíces. También conquista los sentidos con su particular forma de analizar detalles de casas antiguas, puertas, llaves, escaleras y otros elementos que cabalgan entre la tradición y los arquetipos freudianos.
Más de noventa obras cubren los muros y las cristaleras del recinto en un recorrido que comienza con la serie Ocasos, donde la artista expresa desde sus comienzos la fascinación precisamente por el sol del ocaso, la última luz antes de la noche. Una explosión de naranjas y amarillos que inducen a un estado de paz interior, mimético con el buscado por la artista.
Sigue la serie La Mancha, donde convergen en luz y azules dos conjuntos de acuarelas dedicadas plenamente a la tierra de la autora, abordando el mundo rural desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, la emocional a través de la ancianas, la abuelas, la madres que cuidan. Por otro lado está la arquitectura icónica de los molinos que acertadamente retrata desde tan diferentes perspectivas, que agregan a la belleza del trazo un diálogo inesperado entre las cosas inanimadas.
En la siguiente sala del recorrido la paleta cambia a ocres y sombras que buscan sentido en escaleras, puertas, llaves, elementos de casas muy antiguas. Como quien rebusca en un arcón de recuerdos. Completan la exposición un conjunto de piezas que representan automóviles, carros, bicicletas, veleros, zapatos, burros, caballos y hasta unas mantas reposando en una silla de madera. Esta serie tiene cierta melancolía onírica, pero también es la evidencia subconsciente de alguien que lleva caminando y buscando su horizonte luchando contra las adversidades de forma decidida y sin complejos.
Recorremos la exposición junto a la autora y su entusiasta maestro, y pasados unos minutos se nos une otro magnífico artista local: nada más y nada menos que José Ramón Jiménez, el heredero directo del lenguaje artístico de Antonio López. Nada más verse, Manuel y José Ramón se funden en un abrazo sincero de afecto y admiración. Ese afecto se hace extensivo hacia la artista de la exposición.
Visitamos también la muestra junto a José Ramón, que nos habla maravillado sobre los cielos y horizontes de María Paz, en los que se puede comprobar el axioma oriental aquel que dice que “Menos es Más”. Para este maestro, lo más admirable de la obra de nuestra protagonista está en la sencillez de pinceladas de esos horizontes, en las que el color es tan preciso y equilibrado que componen un admirable conjunto de matices cromáticos muy difíciles de ver, y que en algunos momentos nos recuerdan al gran maestro William Turner.
Pregunta: ¿Quién es María Paz Ropero?
María Paz: Nací en Tomelloso, en la casa familiar. Al verme, el médico les dijo a mis padres que yo no iba a sobrevivir. Soy la más pequeña de mis hermanos, el mayor me lleva veinte años. Era para mis padres una hija especial y no dudaron en ir a buscar una segunda consulta. El nuevo médico me examinó y fue menos tajante: dijo que iba a vivir pero que nunca iba a caminar. Tres años después entré caminando a la consulta, a mi manera, con esfuerzo, pero allí estaba de pie.
P: ¿Cuál crees que es la fuerza que te mueve a superar los obstáculos?
MP: Yo creo que la forma que tengo de poder andar es mi fuerza de voluntad, de buscar recursos para moverme, para andar como los demás.
P: ¿De pequeña pintabas?
MP: Dibujaba un poquito. Recuerdo que para mis sobrinejas les hacía muñecas recortables. Yo pintaba la figura más complicada en cartón y ellas hacían los vestidos en papel con mis instrucciones, con pestañas de papel para engancharlos en la figura.
P: Debo decirte que tienes un catálogo muy bonito y resulta que lo has diseñado tú misma
MP: Sí, es porque estudio diseño gráfico en la Universidad Popular con un gran profesor: David Mansilla, que además de diseñador gráfico es fotógrafo, dibujante y músico. Tengo que decir que además de las fotos de las acuarelas también hay un prólogo muy bonito que me ha dedicado mi maestro de acuarela Manuel Buendía. Es un lindo catálogo, me hubiera gustado estudiar en la universidad diseño gráfico.
P: En esta exposición en particular se nota la influencia que tiene en tu arte tomar clases con Buendía. ¿Cuánto y cómo te volcaste a pintar con acuarela?
MP: Yo estaba en un curso de la universidad popular y la profesora quería que todos presentaran algo diferente a lo que estábamos acostumbrados. Probé el acrílico y no me gustó. Me decepcionó porque era una pintura muy apagada. Entonces cogí una cajita pequeña de acuarela para probar y descubrí unos colores que me gustaron mucho, mucho. Acabó el curso y me enteré de que Manuel Buendía daba clases en la UP, me apunté y aquí estamos. Eso fue hace ocho años y esta exposición demuestra el resultado.
P: Hablemos de tus cuadros. ¿Por qué tantos soles?
MP: Porque me gusta mucho la luz. Me gusta mucho Sorolla y la luz que tienen sus playas.
P: Hoy nos encontramos con otra de tus maestras, Clara López Canto, y tus compañeros de curso reinterpretando tus acuarelas en vivo. Cuéntame qué haces con ellos
MP: Es un curso de arte donde comparto clases con niños con discapacidad. He aprendido mucho de la convivencia que hay, los niños ponen mucho interés a la hora de pintar. Y mira que algunos tienen problemas aún más complejos que el mío. Cada uno a su manera se expresan con mucho arte.
P: Sé que también te estás acercando a la música
MP: Sí, con la hermana de Clara tomo clases de musicoterapia, jugar con la música. Y en Adagio estoy estudiando piano.
P: ¿Y qué más cosas piensas hacer, María Paz?
MP: Quiero hacer más cosas en el diseño gráfico y ahora también voy a dar mis primeros pasos en el diseño de decorado de teatro.
P: ¿Piensas parar algún día?
MP: ¡Nunca!!!
Esta es la obra de María Paz Ropero Villena, una persona que desde que nació puso todo su empeño en contradecir a todos los médicos y a la propia naturaleza. Sinceramente creemos que es todo un símbolo de la lucha por la integración de todas las personas que tienen más problemas de adaptación a un mundo que se empeña en seguir poniendo barreras.