Al parecer el deseo de Antonio López era ver a las esculturas juntas. Lo cierto es que en todos los espacios donde han sido expuestas, las esculturas iban juntas, enfrentadas y situadas a unos 10 metros una de otra.
La idea de estas dos esculturas nació a partir del nacimiento de su nieta Carmen. Aunque no se empezó a materializar hasta que El Ministerio de Fomento encargó estas esculturas a Antonio López en 2002, con motivo de las obras de remodelación que se estaban realizando en la estación de Atocha. Mientras el artista estaba trabajando en el encargo se produjeron los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004. Este suceso hizo que Antonio López decidiera que sus esculturas supusieran un recordatorio de las víctimas. Sin cambiar la idea original se planteó transmitir con la imagen de las cabezas de la niña el sentimiento surgido tras la tragedia, buscando reconfortar a los viajeros con esperanza, y no con el miedo o la angustia que supone el recordar los atentados. Fueron instaladas en el vestíbulo de llegadas de la estación Puerta de Atocha el 2 de julio de 2008. Fue el propio autor quien eligió el emplazamiento original de estas esculturas y supervisó el proceso montaje.
Recordemos que las esculturas actuales de Tomelloso no son las originales, las cuales siguen en la estación de Atocha. La escultura en bronce supone un proceso muy elaborado en el que el escultor modela la escultura en barro, para después hacer un molde de la misma (molde que se hace en múltiples piezas, sobre ese molde se vierte el bronce fundido por una técnica que se denomina “cera perdida”, que crea una capa de unos 5-6 milímetros de bronce, y luego por el interior se refuerza naciendo una estructura con varillas soldadas. Por lo tanto de un molde la fundición puede hacer varias copias, copias que siempre pertenecen al autor, y que nadie más puede utilizar sin deseo expreso del artista.
Carmen despierta y Carmen dormida son dos retratos de la misma niña, la nieta del autor, que simbolizan la energía del inicio de la vida a través de esos rasgos infantiles ejecutados a gran escala. También se las conoce como Noche y Día, y según el autor son una representación del yigyang asiático en clave europea, es decir la complejidad del equilibrio vital que significa el propio ciclo de la vida. El autor así trata de reflejar el tiempo suspendido de la realidad cotidiana a traves de las deicadas facciones de un bebé.