Tomelloso tiene unas particularidades que sobresalen sobre todas las poblaciones de La Mancha. En esta misma serie ya hemos contado la historia de la ciudad y su espectacular crecimiento económico, así como su peculiar patrimonio arquitectónico con los bombos, las cuevas y las chimeneas. Otra particularidad de Tomelloso está en el increíble número de artistas plásticos que la ciudad acoge, ya que paralelamente a ese crecimiento económico hubo una efervescencia cultural y artística desmesurada, aunque un poco más tardía. Esta llegó en las primeras décadas del siglo XX, con una primera generación de pintores como Francisco Carretero Cepeda, Antonio López Torres o Luis Quirós Arias, para continuar en la segunda mitad del siglo con el pintor español más importante de los últimos 60 años: Antonio López García.
Después de Antonio López emergió una generación inmediatamente posterior con el pintor y escenógrafo Marcelo Grande, el dibujante-ilustrador José Luís Cabañas, el pintor Ezequiel Cano, y el escultor Luis García, todos ellos nacidos en la década de 1940.
La siguiente generación de artistas plásticos nació entre 1950 y 1965, en la que están Félix Huertas, Ángel Pintado, Fermín García Sevilla, María Jesús Martínez, Adela Cabañas, Pepe Carretero, Andrés Moya y Manuel Buendía. De esta generación y las posteriores hablaremos en el siguiente capítulo.
Llegó después otra generación nacida en la década de 1970, en la que podremos encuadrar a artistas como Caroline Culubret, José Ramón Jiménez, Andrés Ruiz Paraíso y Santi Lara, entre otros. A partir de esta generación de los 70 han surgido decenas de artistas con otros perfiles. La diferencia entre las generaciones anteriores de las que hemos hablado y las nuevas estriba en que las últimas generaciones de artistas plásticos han estudiado Bellas Artes en su mayoría, mientras que las anteriores han sido autodidactas en mayor o menor medida.
Todos estos artistas han influido tanto en la sociedad local como en su cultura, generando una interminable lista de aficionados, sobre todo a la pintura. Aunque quizá la escuela realista haya sido la más destacada, ha habido y hay artistas con diversos lenguajes plásticos.
Este número casi inacabable de artistas plásticos que ha producido la ciudad es digno de un estudio sociológico profundo, y realmente sería interesante intentar estudiar este fenómeno único y sus causas. A pesar de que el efecto imitación podría ser una de ellas, no es suficiente para justificarlo.
Como había que hacer una lista de nombres, era difícil imponer un criterio de inclusión o exclusión de la misma, ya que este artículo podría hacerse eterno, por lo tanto hemos utilizado varios criterios de condición sin ecua non: un extenso currículum de exposiciones, la influencia que han tenido sobre otros aficionados y el hecho de haberse dedicado profesionalmente al arte en mayor o menor medida. El listado incluye artistas que ya han tenido un capítulo en esta serie, pero esta es una antología en la que hablaremos de forma resumida de todos ellos.
Los pioneros:
Francisco Carretero Cepeda (1879-1962). Fue el primero de una interminable serie de pintores. Pintor autodidacta nacido en el seno de una familia labradora, de la que era el primogénito. Desde muy joven se dedicó a las labores de la tierra, no obstante, muy pronto sintió vocación por los pinceles, aunque la mayoría de su producción pictórica es posterior a la guerra civil.
A finales de la década de 1920 conoció al artista de vanguardia albaceteño Benjamín Palencia, y a a partir de ese momento ambos artistas evolucionaron de forma paralela. Fue elegido en varias ocasiones alcalde de su localidad natal, donde falleció el día 10 de agosto de 1962. En el Palacio Consistorial hay una sala que lleva su nombre, donde se exhiben 9 cuadros del artista.
Luis Quirós Arias (1893-1940). Fue un hombre ilustrado, pintor, periodista, poeta y político. Fue amigo personal de Blasco Ibáñez, al que visitó en Francia. También fue amigo personal de Sorolla y Romero de Torres. Fue ejecutado en 1940 por haber sido un dirigente republicano. Se conservan pocos cuadros suyos en poder de la familia, pero creemos que debería estar en esta lista.
Antonio López Torres (1902-1987). Fue el primer pintor de una excelente saga que continuaría con su sobrino, Antonio López García, como el mayor exponente del arte español del siglo XX. López Torres fue, sobre todo, un paisajista obsesionado con la luz de la Mancha, algo influido por Sorolla.
Las ultimas décadas de su vida pintó los horizontes infinitos de la Mancha, intentando captar la atmósfera y la luz. Donó casi toda su obra a su ciudad natal, donde tiene su museo, en el que se puede contemplar la gran mayoría de su obra.
Antonio López García (1936). Pocas cosas se pueden decir de Antonio López (la mayoría le llamaba Antoñito para distinguirlo de su tío) para no caer en la reiteración. La gran importancia de este artista está en haber traspasado nuestras fronteras y ser muy reconocido a nivel internacional, pues es el artista español vivo más conocido en el mundo. Antonio López García nació el 6 de enero de 1936 en Tomelloso. Fue el hijo mayor de un matrimonio de labradores acomodados, y su temprana vocación por el dibujo (así como la influencia de su tío Antonio López Torres) conformaron su decisión de dedicarse a la pintura.
En 1949, con tan solo 13 años, se trasladó a Madrid para preparar su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí coincidió con diversos artistas, como Amalia Avia, Enrique Gran, Lucio Muñoz y María Moreno, la que sería posteriormente su esposa, con los que conformó lo que se ha venido a llamar «Escuela madrileña». Durante aquellos primeros años conoció y estudió la obra de los clásicos italianos, y sobre todo a los grandes artistas españoles representados en el Museo del Prado.
En 1990, el director de cine Víctor Erice rodó la película El sol del membrillo, donde se recoge el proceso creativo del artista mientras pinta un membrillero del patio de su casa. También ha sido muy famoso por haber realizado el encargo de pintar a la familia real.
Su pintura ha pasado por distintas fases. Durante los años 50 y principios de los 60 pintaba escenas oníricas, relacionadas con algo muy manchego como son las apariciones de los seres fallecidos. A mediados de los 60 abandonó ese surrealismo para centrarse en el realismo urbano. Más tarde tuvo una época “gore”, en la que produjo su obra más expresionista (mujer quemada, perro atropellado, fallecidos y enfermos en la UVI, etc). Durante los 70 continuó con las escenas urbanas de calles vacías, y ya en los 80 empezó a acercarse a la naturaleza efímera, pintando frutas, flores y árboles.
Primera generación:
Marcelo Grande Rodrigo (1945-2020). Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real, y se licenció en Artes en la Escuela de Bellas Artes San Jordi de Barcelona. Obtuvo una beca para estudios en «Lester Polakov College, New York». Hizo casi toda su carrera en Cataluña, aunque sus últimos años los pasó entre su masía del Penedés y Tomelloso, su ciudad natal.
Compaginó la pintura con la escenografía, la dirección artística en el cine y el diseño de vestuario en teatro y ópera. Su obra fue muy demandada en Suiza y Alemania, donde expuso regularmente.
Su estilo nadaba entre el post-impresionismo y el expresionismo figurativo, con un lenguaje plástico de grandes pinceladas muy cargadas de materia, con colores muy vivos que no desvirtúan su dibujo preciso y de trazo potente. El Teatro Municipal de Tomelloso lleva su nombre. Falleció en Tomelloso en mayo de 2020, durante los meses más duros de la pandemia del coronavirus.
Marcelo Grande Rodrigo
Ezequiel Cano López (1947-2022). Fue un hombre apasionado por el dibujo y la pintura desde niño. Despertó su talento creativo muy pronto, compartiendo momentos con el maestro Antonio López Torres, que fue su influencia artística clave. Desde entonces este creador inconformista no dejó de evolucionar hacia una obra de calidad en la que la luz y el color eran sus señas de identidad.
Predominan en su obra los retratos y los paisajes de La Mancha, si bien destacan creativas composiciones de figuras humanas en representación de ideas. Especial mención a este respecto son los lienzos de grandes dimensiones para la parroquia de La Asunción de Miguelturra (Ciudad Real), unos “lunetos” para unas bóvedas de esa iglesia. También pintó unos frescos en el santuario de la Virgen de las Viñas de su Tomelloso natal.
Luis García Rodríguez (1948). Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real y se licenció en Artes en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid por la especialidad de escultura. Ha ejercido como profesor de Modelado y Escultura en las Escuelas de Artes de Tomelloso, Talavera de la Reina, León y Soria.
Desde 2013 cesó su trabajo como profesor para dedicarse de lleno a su trabajo de escultor. Para él hay tres aspectos fundamentales e indivisibles a la hora de crear una obra: la psicología del personaje, el estudio de la anatomía y el cuidado de la expresividad plástica. Su estilo encajaría en un realismo naturalista.
José Luis Cabañas Onsurbe (1947-2019). Ilustrador y humorista gráfico, estudió en la Escuela Oficial de Publicidad de Madrid. Su actividad artística abarca la ilustración, la publicidad, el diseño editorial y el humor gráfico. Compaginó su faceta de dibujante de humor en periódicos y revistas, con la ilustración y el diseño de cubiertas y maquetas de libros.
En la década de los 60 ingresó en La Codorniz, revista en la que coincidió con su paisano Francisco García Pavón y en la que continuó colaborando hasta su desaparición. En 2013, Cabañas ilustró el cartel de la exposición “Pavón y La Codorniz”, presentada en Tomelloso con motivo del 40º aniversario de la serie televisiva Plinio, basada en el personaje creado por el escritor.
Amigo de Antonio Mingote, Peridis o Forges publicó en diarios y revistas españoles como ABC, La Estafeta Literaria, Blanco y Negro, El País, El Mundo, Tiempo, Diario 16, Guadiana, Expansión, El Cochinillo Feroz, Muy Señor Mío, Balalaika, y en publicaciones extranjeras como Le Figaro y Lui. Obtuvo innumerables premios y está considerado uno de los más importantes ilustradores y humoristas gráficos españoles. A principios del nuevo siglo XXI regresó a su ciudad natal, donde falleció en 2019.
Dentro de esta generación habría que nombrar también a otros pintores y dibujantes que, aunque aficionados, tienen una obra de gran calidad: Serafín Herizo Maestre, Rafael Martínez Olmedo y Diógenes López García, hermano del gran Antonio López García.
Las siguientes generaciones, de las que hablaremos en el siguiente capítulo, serán más numerosas aún, pero no cabe duda de que estos primeros artistas son bastante responsables de esta gran cantera.