Si bien todavía nos quedan varios meses para que volvamos a vestirnos de gala para la llegada de la romería a nuestra ciudad. En enTomelloso.com hemos querido adelantarnos un poco y hablar con varios miembros de la Asociación de Carreros Virgen de las Viñas, con el fin de que nos cuenten su experiencia en unos oficios que cada vez se están perdiendo más en Castilla-La Mancha y en toda España.
En esta ocasión, hemos entrevistado a Apolonio Lara, guarnicionero de afición y apasionado de la romería de Tomelloso. Lara me dejaba claro desde el principio que las cosas que él crea son incomparables a las que hacían nuestros mayores, “tenían un talento natural para crear unos arreos de mucha vistosidad con muy poco”. Por ello, realiza la labor de guarnicionero más como un hobby y como una manera de poder “echar una mano a mis compañeros en ciertas épocas señaladas”.
Los inicios de Apolonio Lara en la guarnicionería
Sin embargo, Apolonio Lara no es nuevo en esto de la guarnicionería, su afición, como él siempre me comenta, comenzó a finales de los años 90 en Tomelloso, en un momento donde los arreos estaban demasiado caros y se temía que las mulas no iban a estar como es debido en la romería de ese año. Como consecuencia de esta situación, “Jesús Andújar y yo nos quebramos un poco la cabeza y decidimos crear un pequeño taller en el sótano de mi casa para desmontar arreos y arreglarlos”.
Hoy Lara me confiesa que muchos de los arreos que llevó a cabo en un inicio eran la representación gráfica del “a base de prueba y error”, debido a que muchos de los que fabricó en sus inicios “eran bastante malos y rudimentarios, pero al menos nos hacían el apaño en aquellos años donde íbamos más apretados de tiempo y dinero”.
Con el tiempo, Apolonio Lara apreció aún más si cabe el trabajo de los guarnicioneros de Tomelloso de antaño, que eran “más detallistas y meticulosos que ningunos otros”. En palabras suyas, “sabían darle una vistosidad a sus trabajos que yo creo que nunca conseguiré a pesar de lo mucho que han mejorado las pieles curtidas hoy en día”. Como bien destaca el guarnicionero, “este oficio está muy reñido con la velocidad, de contino estás pensando qué más le puedes hacer a un arreo para que gane vistosidad, ya que es la base de este trabajo”.
Un trabajo de pura vistosidad
Aquí entran en juego los materiales y herramientas que se utilizan para crear un arreo de romería o un tiro de gancho, siendo por ejemplo la lengua de vaca, la lezna, las agujas o el martillo, cosas esenciales que se utilizan en la guarnicionería. Otro factor a tener en cuenta es que no es lo mismo la labor que lleva a cabo un guarnicionero en Tomelloso que uno en otro pueblo, por ejemplo, Lara me destacaba que aquí apostamos por tonos más cálidos y brillantes y que “nos ofuscamos en dejar un sillón de romería o un arreo lo más perfecto posible”.
No obstante, lo duro no viene antes de la romería, sino después de esta, ya que ahí es donde se refleja la calidad de lo fabricado en los meses de atrás. En más de una ocasión, Apolonio Lara ha tenido que arreglar todo aquello que se ha ido soltando, descosiendo o rompiendo tras un desfile de reatas, carros y mulas. Y hablo de él y no de varios miembros, porque lamentablemente el oficio de guarnicionero, al igual que otros muchos en Castilla-La Mancha, es uno que se está perdiendo.
Esto es debido a que la figura de la mula ha quedado relegada al exhibicionismo y al hobby, algo que ha afectado también a la guarnicionería. Como bien comenta Lara, “la labor del guarnicionero ya no es esencial, se ha quedado como un hobby para unos pocos que quieren mantener las tradiciones en su localidad”. Sin embargo, Apolonio Lara se mantiene optimista, ya que en los últimos años ha visto un incremento de jóvenes interesados en el mundo de la guarnicionería, y “aunque puede que con los años esto se pierda este trabajo en nuestra región, en comunidades como Andalucía la guarnicionería sigue muy viva, renovándose constantemente y creando todo tipo de objetos y útiles de una calidad envidiable”.
