El Equipo de Investigación Tecnológica (Edite) de la Guardia Civil de Ciudad Real ha puesto a disposición judicial a tres personas que, a través de las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, realizaban delitos de ‘childgrooming’ -acoso sexual online que implica a un adulto que se pone en contacto con un niño/a o adolescente con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual-, ‘ciberstalking’ -acciones que lleva a cabo una persona para espiar a su víctima, principalmente por redes sociales- y por exhibicionismo ante dos menores de la provincia de Ciudad Real.
En la denominada operación ‘Stay’, las investigaciones se iniciaron tras tener conocimiento de dos denuncias interpuestas en dependencias de la Guardia Civil, en las que dos menores acompañados de sus padres ponían de manifiesto que autores desconocidos se habían puesto en contacto con ellos bajo pseudónimos falsos para conseguir material multimedia íntimo de los menores.
Ante tales afirmaciones las actuaciones pasaron al Edite para tratar de determinar la verdadera identidad de los autores, ya que se encontraban ocultos en identidades falsas para obstaculizar la investigación policial.
Con los datos facilitados y la pericia de los investigadores se pudo identificar a tres personas afincadas en localidades de la provincia de Madrid y Barcelona, trasladándose las actuaciones policiales por la benemérita a los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Puertollano y el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción número 1 de Almagro.
«Esta investigación pone de manifiesto una vez más la amenaza existente entre los menores de edad que acceden a las redes sociales en edades cada vez más tempranas y sin la madurez necesaria, de lo que se aprovechan otras personas intentando en primer lugar establecer un grado de amistad con las víctimas y mostrando empatía en las primeras conversaciones», han alertado desde la Guardia Civil.
Tras ganarse la confianza, los autores comienzan a incitar a las menores a mandar fotografías, primero vestidas y luego mostrando alguna parte del cuerpo, han explicado.
Por último, cuando ya tienen las primeras fotografías les amenazan con difundir dichas imágenes si las menores no les siguen enviando, llegando en algunos casos los autores a mandar fotografías de contenido sexual a los menores y proponiéndoles abandonar su domicilio para irse con ellos.
Según la benemérita, el miedo de las víctimas a poner en conocimiento de sus padres los hechos junto al estado de culpabilidad de las mismas, lleva a que este tipo de hechos no se denuncie o se denuncie demasiado tarde.