El ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha informado este lunes de la aparición de un nuevo foco de viruela ovina en una explotación del municipio de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), que eleva a 16 los focos de esta enfermedad en Castilla-La Mancha.
En una nota de prensa, el ministerio ha señalado que se trata de una explotación de ganado ovino y caprino de leche situada dentro de la zona de restricción previamente establecida ante los últimos focos de la enfermedad en la misma localidad, lo que supondrá el sacrificio de 3.142 ovejas y 260 cabras.
La causa más probable del contagio guarda relación con un camión de transporte de corderos que también había movido animales desde una explotación previamente afectada al mismo matadero.
Esta explotación no ha tenido movimientos de entrada de animales en los últimos dos meses, mientras que los únicos movimientos de salida tuvieron como destino un matadero situado dentro de la misma zona de restricción bajo control oficial.
Con este, ya son 16 los focos de la enfermedad en la comunidad autónoma: con doce focos en la provincia de Cuenca y cuatro en la de Ciudad Real, ha indicado el ministerio que encabeza Luis Planas.
La sospecha se originó por la comunicación por parte del ganadero de la presencia de sintomatología compatible en la explotación, de forma que los Servicios Veterinarios Oficiales (SVO) la visitaron de forma inmediata, con hallazgo de lesiones en un solo animal, ha destacado Agricultura.
Por ello, los servicios veterinarios realizaron la correspondiente toma de muestras oficiales de hisopos de saliva, que se han confirmado como positivas por PCR-RT a la detección de genoma viral en el Laboratorio Central de Veterinaria (LCV) del MAPA en Algete (Madrid), el laboratorio nacional de referencia para la enfermedad.
Los SVO de la Junta de Castilla-La Mancha mantienen una vigilancia intensificada sobre la Viruela Ovina y Caprina (VOC) en las explotaciones de ganado ovino y caprino de su territorio, en especial dentro de las zonas restringidas.
A fecha de 10 de abril, todos los focos registrados se consideran cerrados excepto los últimos focos notificados en el municipio de La Alberca de Záncara y el de Tébar (Cuenca), así como los cuatro últimos de Ciudad Real, en los que se está aplicando la correspondiente zona de restricción que incluye una zona de protección (7 km de radio) y vigilancia (25 km de radio) a su alrededor.
Las autoridades de Castilla-La Mancha han adoptado de forma inmediata sobre este nuevo foco las medidas de control requeridas, que incluye el sacrificio de los animales, la eliminación de los cadáveres en planta de trasformación bajo procedimiento canalizado y la limpieza y desinfección oficial de la explotación.
Asimismo, se ha establecido una zona de protección de 7 km y una de vigilancia de 25 km, con refuerzo de medidas de bioseguridad y vigilancia en las explotaciones de ovino y caprino ubicadas en ambas, así como la aplicación de medidas de restricción de movimiento de animales y productos.
Por último, se está procediendo a realizar la correspondiente investigación epidemiológica con objeto de identificar el origen de la infección, así como los posibles contactos de riesgo que se hayan podido dar.
Igualmente, se mantiene una Zona de Restricción Adicional (ZRA) que se aplica al resto del territorio de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo, desde las cuales solo está permitido el movimiento de ovino y caprino hacia el resto de territorio nacional si tiene como destino su sacrificio inmediato en matadero.
La viruela ovina y caprina es una enfermedad no zoonótica que afecta exclusivamente a las especies ovina y caprina, sin que en ningún caso pueda transmitirse al ser humano, ni por contacto directo con los animales, ni a través de la manipulación y/o consumo de productos derivados de los mismos.
El ministerio de Agricultura ha recordado la importancia de aplicar en todo el territorio nacional unas adecuadas medidas de bioseguridad en las explotaciones de ovino y caprino, así como en el transporte animal, y de garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia pasiva para detectar tempranamente la eventual entrada de la enfermedad en otras explotaciones.
Según ha subrayado, para esto resulta crucial la comunicación inmediata a los SVO cualquier indicio de la enfermedad que pudiera aparecer en las explotaciones de ovino y caprino del país.