El alperujo, el hueso o la poda, residuos que deja la aceituna después de la extracción del aceite, se pueden aprovechar para la generación de biomasa para uso energético, como lo explican varios expertos consultados por EFE en la época previa a la recogida del fruto.
El alperujo, el primer subproducto del proceso, se convierte en una «biomasa desengrasada, que es el orujillo», explica el director de Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo (ANEO), Joaquín López López.
López señala que la biomasa del orujillo se usa en la producción de energía de las almazaras, ya que «consigue producir calor en hornos y kilovatios en la red de plantas de generación».
El alperujo está compuesto de una parte sólida -orujo- y de otra líquida -alpechín-, que necesita pasar por un proceso de extracción y secado, advierte el director de ANEO.
Pero del fruto del olivo también se obtienen tres tipos más de biomasa gracias «al hueso, a la pulpa y de la poda de los olivos».
«El alperujo es altamente contaminante», aunque, sin embargo, se puede usar para fabricar tanto combustible como compost, porque «si se mezcla con hojas de aceituna y estiércol se obtiene un compost de excelente calidad», según datos de la empresa de Tratamiento de aguas residuales y emisiones Condorchem Envitech.
La coordinadora de la plataforma Bioplat, Margarita de Gregorio, explica a EFE que estas formas de obtención de recursos se conocen como «biomasas industriales y forestales», de la producción del aceite de oliva y la poda del oliva, respectivamente.
Pero, según De Gregorio, además de la industrial y la forestal ligadas a la aceituna, existen otros tipos de biomasa con las que esta ONG fomenta el desarrollo sostenible con empresas tanto públicas como privadas, como la «agrícola, la ganadera y la doméstica».
Precisamente para poner en valor las residuos del aceite, Bioplat coordina el proyecto Iroddi, que investiga los ácidos grasos libres contenidos en las corrientes residuales del refinado de aceites y grasas «para desarrollar nuevos productos de base biológica».
De Gregorio explica que además se puede extraer el escualeno -un aceite hidratante muy refinado procedente de la oliva- el cual «se está vendiendo para muchas marcas cosméticas», por lo que la aceituna puede tener más usos además de su consumo y su uso en biomasa.
Según datos de la Agencia Andaluza de Energía, la región lidera la generación de energía eléctrica con biomasa en España con 17 plantas y casi 210 megavatios, que equivale al consumo de casi 300.000 viviendas.
El 57 % de la generación de electricidad con biomasa total en Andalucía procede de los residuos de los extensos cultivos del olivar.
Este mismo año, la empresa Acesur, en Jabalquinto (Jaén), puso en marcha una de las plantas más eficientes y sostenibles para la generación de energía por medio de la obtención de biomasa mediante el alperujo, además en el mismo municipio se promocionó en 2022 una planta de biometano a partir de alperujo y otros residuos.
Por otro lado, cuando el alperujo se refina y se mezcla con aceites vírgenes se obtiene aceite de orujo de oliva, una de las opciones más recomendadas para las frituras, tanto por sus beneficios, tal y como desveló un reciente estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
A pesar de estar considerado un residuo de la aceituna, el alperujo tiene «propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias o anticancerígenas», entre otras, al conservar el 98 % de los fenoles de la aceituna, según un estudio del grupo Fitoquímica y Calidad de los Alimentos del Instituto de la Grasa del CSIC de 2015.
El director de Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo (ANEO) explica que de 100 kilos de aceituna hasta 80 corresponden residuos como el líquido, la pulpa, la piel, el hueso y a una pequeña cantidad al alperujo.
«Solamente el 20 % de materia prima es aprovechado para aceite de diferentes calidades: el oliva virgen extra, el virgen, el de oliva normal y el aceite lampante», pero en el caso del último la venta al consumidor queda prohibida por el exceso de acidez, según López.
López ha concluido que en España existen unas 60 plantas extractoras de aceite de orujo, «el 80 % se ubica en Andalucía, seguidamente de Castilla-La Mancha, Extremadura, Cataluña y Navarra»; en este sentido, ANEO representa hasta un 74 % de la empresas del sector orujero.
Además de ANEO, en España existe la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva (ORIVA), una asociación sin ánimo de lucro que aglutina tanto a los productores, como a los industriales y comercializadores del aceite de orujo, «una cadena de valor que genera más de 400 millones de euros al año», según datos propios.