Hace apenas unos 20 años la mayoría de las teorías de la comunicación hablaban de que nuestras generaciones serían las mejor informadas. El concepto de Sociedad de la Información que se empezó a usar entorno a los años 70 porque cada vez más la ciudadanía quería saber, sostenía que nuestras generaciones teníamos todo el viento de cara para estar bien informados. La proliferación de cadenas de televisión y radios, primero, y después con el desarrollo de las nuevas tecnologías, las redes sociales, cualquiera podría tener la información a tan sólo clic. ¡Pero hay amigo! Se nos olvidaba cómo es la condición humana, se nos olvidaba aquel dicho que reza: “La información es poder”. Especialmente, en un mundo tan complicado como es la comunicación política.
Hemos visto, en diferentes campañas y actos electorales que, diferentes formaciones políticas estaban vetando a medios de comunicación. Sin embargo, todas ellas tenían un condicionante común: el extremismo. Podríamos hacer un gran ejercicio de comprensión, y entender que aquellos que se mueven en los extremos utilicen este tipo de maniobras dictatoriales; pero lo que no se puede consentir de ninguna de las formas es que estas prácticas se realicen desde Moncloa. Desde el gobierno que representa a todos los españoles. Y que, por tanto, tiene el deber de dejar que todos los medios de comunicación conozcan su acción de gobierno, y no sólo los “afines”.
Pero está claro, que, al secretario de Estado de Comunicación, poco o nada le importan los lectores u oyentes de los medios vetados. Esta acción es de catadura moral dudosa, y máxime cuando el señor Francesc Vallès Vives es licenciado en Derecho. ¿Contra cuántos derechos atenta esta decisión unilateral?
Todo esto sucede bajo la aceptación y atenta mirada de Sánchez, que le debe importar entre poco y nada que los españoles perdamos la oportunidad de ser una sociedad informada, y prefiere moverse en la sociedad de la desinformación. Pero mire, desde aquí le digo que somos muchos los liberales que no se lo vamos a poner fácil.
En este 24 de enero, patrón de los periodistas y comunicadores, les quiero dar las gracias. Gracias por estar al pie de cañón pese a la tormenta, gracias a todos aquellos que no olvidáis los valores que os llevaron a estudiar y ejercer esa profesión, gracias por abriros paso entre tanta fake news.
Ejercer el periodismo con lealtad y verdad es cada vez más complicado, es necesario alzar la voz contra todos aquellos que quieren silenciar micrófonos, contra todos aquellos que atentan contra la libertad de prensa, un derecho que costó mucho conseguir, y que desde el Gobierno de España están dinamitando cada día..
Como diría aquel, uno nunca debe perder la esperanza. Hay tiempo de dar marcha atrás, no sirven las disculpas porque en esta sociedad de la desinformación, y fake news, que están creando, lo que cuentan son los hechos.
¡Feliz San Francisco de Sales!