Hay momentos y sucesos en la vida que, analizados con la perspectiva del tiempo, terminan siendo un hito histórico de mayor o menos intensidad. Cada vez que recuerdo todo aquello, se me aparece como una película con un guión surrealista, y a veces la recuerdo como un espectador, sin embargo, todo lo que voy a contar lo viví en primera persona, y en este guión no entran versiones de terceros, ni leyendas urbanas de aquellas que se alimentan de la imaginación de los que no la vivieron. Todos los que tengan más de 55 años y sean de Tomelloso y alrededores recordarán ese 29 de Agosto de 1981. Toda esta historia es totalmente real, en ella hay muchos nombres, pero los principales solo son unas iniciales, les llamaremos: J, P y M.
Un día de principios del verano de 1981, hablábamos nosotros tres (J, P y M) -con algunos amigos más- de que Radio Futura, se habían reinventado después de la “espantada” de Herminio Molero además del chico rubio que hacía los coros. Pensamos que tendrían un caché más bajo, a pesar de la calidad del grupo, y que quizá podríamos traerles a Tomelloso a actuar. Fue una noche de efluvios alcohólicos y algo más, pensando en el lugar donde realizar el concierto. Al final de la noche habíamos convertido el concierto en un festival, y los grupos serían tres o cuatro; entre los siguientes: Radio Futura, Alaska y los Pegamoides, Derribos Arias, Gabinete Caligari, Mamá, Los Secretos y Nacha Pop; los grupos más punteros de la Nueva Ola, el lugar sería el campo de deportes municipal, y el día el 29 de agosto, ya que era la feria de Tomelloso y era sábado. Ya estaba todo pensado, solo hacía falta conseguir contratar los grupos, conseguir los permisos, y todo el trabajo preparatorio, es decir: nos faltaba todo!
Primero hubo que hacer la solicitud al Ayuntamiento, era la primera traba, pues nunca se había hecho nada así, y no estábamos seguros de sí darían su aprobación. El caso es que nos lo autorizaron. Ahora había que contratar a los grupos. Nos pusimos en contacto con una radio, y ellos a su vez nos pusieron en contacto con una empresa promotora. Tras varias negociaciones conseguimos para esa fecha a los tres grupos más punteros de entonces: Alaska y los Pegamoides, Radio Futura y Nacha Pop.
Tras cerrar la contratación, el mánager lo primero que hizo fue pedirnos garantías. Primero había que hacer un contrato legal, y constituirnos en empresa organizadora (con una licencia fiscal en regla), además nos pedía el 25% del presupuesto por adelantado (El contrato por la actuación de los tres grupos, con un mínimo de 60 minutos de actuación por grupo nos costaba 450.000 pesetas). Varias veces, los tres protagonistas, hemos recordado aquellos días, y aún no sabemos cómo pudimos convencer al mánager, para que aceptara, supongo que nuestro entusiasmo de organizar el evento le hizo arriesgarse, pero ni nos constituimos en empresa, ni adelantamos ningún dinero, solo un aval bancario firmado por el padre de J, aunque más adelante cuando lleguemos al momento cumbre de la historia, contaré algo que puede ser la clave del porqué de esa confianza.
El caso es que quedaba mucho por hacer. Una vez conseguido el permiso del Ayuntamiento, necesitábamos el permiso de la policía nacional (entonces había una comisaría en Tomelloso). El Ayuntamiento puso una condición: Había que dejar el campo de fútbol limpio después del concierto, pues había una competición al día siguiente. Los escenarios portátiles que tenía el ayuntamiento -al coincidir con la feria- estaban todos ocupados, así que no nos quedaría más remedio que hacer nosotros un escenario, y desmontarlo después del concierto. Tengo que recordar aquí a alguien que hizo posible todo aquello, que fue Antonio Molinero, que entonces era concejal y nos ayudó en todo lo que pudo. Además había que hacer los carteles y las entradas, por lo que al presupuesto inicial había que añadir todos esos gastos. Para poder conseguir dinero nos montamos un negocio ambulante de bocadillos y bebidas en las ferias de los pueblos de la zona. El escenario se haría justo enfrente de las tribunas del estadio municipal, montando unos pilares con ladrillos y yeso, sobre los que colocaríamos unos tableros de aglomerado, y la barra del bar se montaría justo en la parte alta de las tribunas. Compramos el material de construcción, y Tomás-un amigo albañil- nos montó los pilares del escenario, además gracias a otro amigo (Ramón Nieves) conseguimos los tableros de aglomerado.
Llegó el día del concierto, y las previsiones daban lluvias (algo normal en Tomelloso en esas fechas). Por la mañana, con los tableros ya colocados en el escenario, vimos que había mucho hueco entre cada pilar o columna de sujeción del escenario, por lo que corríamos el peligro real de que los tableros se rompieran al pisar en algunas zonas donde el vano entre pilares era tan amplio. El albañil se había ido de vacaciones, y teníamos pocos ladrillos, aunque bastante yeso. Fuimos a comprar ladrillos, y un servidor, sin tener ni idea de albañilería, consiguió una paleta de albañil, y me metí debajo del escenario a construir más pilares. Estando en esas, llegó el autobús con los “artistas”, y la señorita Olvido Gara, más conocida como Alaska, fue la primera en bajarse, se acercó al escenario y comentó: “Qué cosa más cutre!”, luego fueron bajando todos los músicos, pero de nuevo fue Alaska la que primero subió al escenario por una zona que aún no estaba reforzada, y con tan “mala pata” que se hundió el tablero bajo su pié, tras lo cual se volvió hacia el road manager y dijo: “Yo aquí no actúo!”. Enseguida yo comenté: “faltan 5 horas para que comience el concierto, aún no hemos terminado de montar el escenario. Luego dejé a J y a P con los artistas y el representante, para que organizaran, y yo me quedé con los “pipas” organizando el montaje del escenario.
Nos habíamos organizado de la siguiente manera: yo era el encargado del escenario y todo lo que ocurriera allá, mientras que J y P se encargarían de la seguridad, la taquilla y las barras. Yo terminé de reforzar el escenario, mientras los “pipas” montaban todo el sonido, el instrumental y las luces. Tuvieron que montar dos baterías, pues creo recordar que uno de los baterías era zurdo, o quizá simplemente era “especial”. Se iba acercando la noche y los grupos comenzaron a probar sonido. Los camerinos estaban en el mismo camión donde había venido todo el material, y estaba unido al escenario por la propia rampa del camión. Mientras Radio Futura probaban sonido, cayeron unas cuantas gotas, y ahí empezó el drama.
Las cuatro gotas que cayeron fue el aviso de lo que podría llegar a ocurrir. Los técnicos dijeron que había que buscar plásticos para proteger los equipos, que si llovía un poco habría que intentar secar el escenario, al mismo tiempo yo pensé que el escenario de aglomerado, si se mojaba mucho se quebraría. Por lo tanto me acerqué a mi casa y cogí un montón de mantas.
Llegó la hora de abrir las puertas del estadio municipal. Ya había colas de gente, y yo desde el escenario veía como poco a poco se iba llenando el recinto. A la hora de comenzar el concierto yo calculaba que habría unas mil personas, pero al parecer la mitad de ellos se habían colado; de hecho cientos de personas me han recordado a lo largo de estos años que se habían colado, pero en realidad eso forma parte de las leyendas, y con ese concierto pasó algo parecido al de los Stones en el Calderón: que al parecer ¡toda España estuvo allí!. Pues en el concierto de La Movida de Tomelloso también se coló toda España.
Los primeros en tocar fueron Radio Futura, y cuando llevaban dos temas empezó a llover. Fue una tormenta de esas de agosto en La Mancha, mucha agua en muy poco tiempo. Los músicos se retiraron al camión-camerino, y yo me puse a cubrir el escenario con las mantas. La tormenta acabó, y esperamos un tiempo prudencial. Mientras, en la taquilla se producía mucha tensión, ya que faltaban unas 30.000 pesetas para completar el presupuesto, pero además J y P tenían miedo de que el manager cogiese el dinero y se llevase a sus músicos sin actuar, excusándose en la lluvia.
Afortunadamente no volvió a llover, el escenario se secó, y el concierto continúo sin más sustos, excepto el que le dio el manager a J cuando le enseñó una “pipa” (pistola para los de la ESO y posteriores), diciéndole que “estaba seguro de que no habría problemas para cobrar “.
El concierto acabó, y fue un éxito total. La organización se hizo contando con amigos, tanto de porteros como de camareros. Cuando fuimos a hacer cuentas en la barra, nos percatamos de que no llegábamos a cubrir gastos (al parecer se invitó a mucha gente). Cuando todo acabó y empezamos a recoger, hubo un momento en que ya no recuerdo nada, cuentan las malas lenguas que alguien me encontró sentado en un rincón con la mirada perdida. No recuerdo nada más, excepto que durante años se habló de aquel mini-festival como algo mítico. Fue el 29 de agosto de 1981, y a partir de ese día todo cambió en Tomelloso y alrededores, La Movida había llegado hasta aquí.
PD: J. P. y yo, seguimos siendo amigos 41 años después, y estuvimos recordando esta aventura en mi último cumpleaños.