Mucho se ha hablado en estos días del origen de Halloween y su aparente choque con otras creencias, digo aparente porque la cultura es sólo la capa de alguna tensión humana difícil de resolver. Y sin más preámbulos debemos trasladarnos al confinamiento de pandemia para ver el origen del «túnel del terror de la casa de Miguel», un evento esperado por los más pequeños del barrio Europa.
En aquellos meses de cuarentena del 2020, la tristeza iba calando los corazones de las familias que perdían a sus seres queridos sin poder despedirlos. Muchos niños del barrio debieron afrontar la ausencia de sus abuelos, de sus primos y de los compañeros de clase. Entonces Miguel, un transportista que enfrentaba la epidemia con su camión, ayudando a que los supermercados siguieran con las estanterías llenas, se le ocurrió coger un altavoz y poner música infantil en las tardes de sábados y domingos, cuando estaba en casa.
Así fue que la fiesta improvisada se extendió como la pólvora entre los peques y las familias, todos bailando en los balcones. Una gota de esperanza y alegría que se replicó en Halloween cuando se acabaron las restricciones.
A partir de entonces, Miguel, su esposa y sus niños, ponen todo en su empeño en montar un pasaje del terror dentro de la cochera y os aseguro que no falta de nada. Grandes y chicos se pasan un momento genial, con alegría y con muchísimo respeto. Es una historia que merece contarse porque en esta versión de Halloween «made in barrio Europa», la única tradición que le ha dado origen es la SOLIDARIDAD, el AMOR POR EL PRÓJIMO la alegría de sacar una sonrisa sin pedir nada a cambio.