El Museo Infanta Elena se ha puesto de gala este jueves, 14 de julio, para inaugurar la exposición del artista asturiano Pablo Armesto. Armesto nació hace 52 años en Suiza, hijo de inmigrantes españoles regresó pronto a Asturias, la tierra de sus progenitores, y ejerce de asturiano por el Mundo.
La exposición ha sido presentada por Rafael Torres, presidente de la Cooperativa Bodega-Almazara Virgen de las Viñas, a la cual pertenece dicho museo. Han acompañado a Torres en su presentación, Iván Rodrigo, y el prologuista del catálogo, que han elogiado al artista y la labor del museo, y de la empresa que está detrás del mismo.
El lenguaje de Armesto se mueve entre la abstracción geométrica, el Arte Cinético, el Op Art y el technological art: en un caleidoscopio multidisciplinar, a mitad de camino entre la Escultura, la Pintura y la Instalación.
Las obsesiones plásticas de este artista giran en torno al efecto físico de la luz, y para ello utiliza haces de luces creados con fibra óptica, mezclados con otros muy diversos materiales, que componen una muestra muy bien definida por el título: Espacio, Geometría y Luz, ya que son estos tres elementos los que definen su estética y su discurso. El juego de líneas en espacios encerrados dentro de figuras geométricas, generalmente son cubos o cuadrados los que delimitan el espacio de sus piezas, aunque a veces Armesto juega con la luz, desechando un espacio delimitado.
Esta exposición recoge lo más significativo del trabajo del artista de los últimos 10 años, y su obra no deja indiferentes ni siquiera a los más profanos. Armesto, paradójicamente se considera sobre todo un escultor, obsesionado con la luz intenta “tallarla” somo si de un imaginero se tratase.
A pesar de su juventud, este artista está entre los más importantes del panorama internacional actual, y hace un año fichó por una de las galerías de Arte más afamadas del mundo, la neoyorquina Galería Marlborough, la misma galería que fichó a nuestro artista más internacional Antonio López García, hace más de 50 años.
