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domingo, 22 diciembre
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La era del 3.0 y las parejas cibernéticas, ¿es el fin del amor real?

Muy atrás quedaron los días en que encontrar al amor de nuestra vida era algo cercano y físico, un ritual que tenía lugar en cualquier espacio. Bien podría ser en el aula de la facultad, en una biblioteca, en el tren de camino a casa o el sábado noche en el garito de moda.

La llegada de internet en pleno siglo XXI trajo consigo nuevas prácticas, espacio y maneras de relacionarnos a través de los entornos virtuales, webs y apps. Y como no podría ser de otra forma, la red también afectó directamente al modo tradicional de conocer e iniciar relaciones afectivas-personales.

Bogas Bus

Del amplio espectro de webs de citas que internet nos ha ido ofreciendo a lo largo de estas dos últimas décadas, hay una que sobresale por encima de las demás, y es Tinder. Una app gratuita que nació en 2012, y que hoy en día acoge en su comunidad a más de 57 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo y que ya en 2013 era la aplicación de moda, según la BBC.

Tinder se ha convertido en una de las principales herramientas para conseguir pareja, sin embargo, es difícil concebir el cambio de escenario en un proceso tan íntimo y próximo, sobre todo para la generación que no es nativa en estos nuevos territorios virtuales.

De los cinco sentidos que deben activarse para el cortejo, en estas apps de citas nos quedamos reducidos a uno de ellos solamente, la vista.

¿Una imagen vale más que mil palabras? En Tinder, no

De ahí la importancia de una buena foto. Al igual que ocurre en Instagram, debemos abstenernos de poner la típica foto del DNI. Es mejor optar por una que no distorsione la realidad ni para bien ni para mal, no podemos crear falsas expectativas, ya que si todo fluye como tiene que fluir, llegará el día de conocer a ese “perfil” y, por ende, mostrar nuestra verdadera imagen.

Pero más allá de una foto atractiva, en Tinder a falta de otro valor que el de la imagen, apuesta por la descripción escrita y por una selección de gustos y preferencias genéricas.

Hoy en día podemos barajar muchas opciones para poner y acompañar de algo más de información el perfil. Y en este punto comienza lo más divertido de la búsqueda del amor en esta aplicación, y son las categorías en las que podemos encajar. Tinder nos da la ventaja de presentarnos al mundo cibernético a través de una biografía, y mediante la unión de imagen y texto, encajar con nuestra futura pareja según nuestras preferencias, gustos y autobiografías.

Haz match con tu alma gemela en unos cuantos caracteres

En la variedad está el gusto, y al igual que cita este refrán popular en esta app vamos a encontrar una amplia variedad de perfiles, pero puestos a adentrarnos en el curioso mundo de las descripciones, gustos personales y autobiografía, tenemos que decir que hay ciertos patrones que se repiten.

Para que nos adaptamos a la perfección a este nuevo entorno amoroso y así asegurarnos un mayor éxito, os vamos a mostrar las personalidades más típicas y a la vez curiosas de los usuarios de esta app:

Los amantes de la naturaleza

Si las flores silvestres nos dan alergia, las alturas vértigo, y la naturaleza y el aire libre nos resultan ambientes algo hostiles, tenemos que huir del grupo que se describe como “culo inquieto”, si no acabaremos sin pareja y con alguna torcedura en el tobillo escalando alguna que otra montaña.

Los animalistas. Entre los orgullosos dueños de sus mascotas, los cuales harán constancia de ello en sus fotos de perfil, vamos a encontrar dos corrientes: por un lado, los que adoran a los gatos; y por otro, los que son más de perros. Eso sí tenemos que tener cuidado, muchos de estos usuarios antes de pasar la tarde entablando conversación con un “desconocido”, prefieren ocupar su tiempo libre acariciando el suave pelo de sus mascotas.

El club del gym. Mallas apretadas, colores fluor, zapatillas de deportes, son el outfit de estos cuerpos prietos, de músculos prominentes. Esta es una de las categorías más fáciles de reconocer en Tinder, ya con un simple vistazo a la galería de fotos podremos reconocerlos sin tener que adentrarnos en la descripción. Si hacemos match en este club debemos saber que los domingos no los pasaremos al sol, sino en el gym.

Los cinéfilos. Tienen todas las plataformas streaming posibles, van al cine cualquier día aunque no sea el del espectador y tienen referencias cinematográficas hasta para “freír un huevo”. Si nos gustan las palomitas y hasta el cine en blanco y negro, este es nuestro lugar.

Seamos del grupo que seamos, o si no encajamos en ninguna de las descripciones anteriores, no debemos preocuparnos en exceso, ya que los polos opuesto también se atraen.

Pero, si la atracción a primera vista pasa inadvertida, no hay que darlo todo por perdido, un poco de atrezzo y unos cuantos trucos, y nuestro perfil tendrá más likes que el del propio Brad Pitt.

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